Ferias taurinas
La terna a hombros en una tarde de no hay billetes
Respondió a la expectación creada en torno suyo la segunda corrida del abono fogueril, a pesar de que el ganado de Juan Pedro Domecq apenas tuvo fuerza.
Roca Rey (oreja y oreja) enloqueció a la parroquia ya en el inicio de su primera faena, inteligente y pausada, llevando al toro a media altura y sin forzarle, exhibiendo una extraordinaria muñeca y haciendo él todo el gasto. Fue un cañón con la espada y se le pidió con mucha fuerza una segunda oreja para su labor. Salió a por todas con el sexto, que le obligó a otra faena de tanta exposición como cabeza para amarrar la puerta grande.
Aunque hubo tímidos pitiditos cuando el primer toro de Manzanares (ovación y dos orejas) dobló de salida, en cuanto el torero alicantino intentó alargar las cansinas y claudicantes arrancadas de su oponente hasta se pidió música. Pese a las ganas del matador, no fue posible sacar nada en claro, y aún así fue ovacionado. La puerta grande llegó tras tumbar patas arriba al quinto, al que sacó un trasteo muy plástico y dispuesto pero al que faltó intensidad al natural
Aplaudieron lo hecho por Castella (ovación y dos orejas) en su primer turno, ante un jabonero sin apenas fuerza, dócil y manejable al que ahogó en un larguísimo trasteo de leve argumento. Tuvo más fuelle el cuarto, permitiendo al de Beziers un quehacer de mucho mayor calado, ligando los muletazos en un palmo de terreno y toreando la natural con profundidad y temple, sin atosigar al de Juan Pedro sino hasta el tramo final de un quehacer que remató con una gran estocada.
✕
Accede a tu cuenta para comentar