Ferias taurinas
Carretero, el trofeo y la verdad
Tarde ventosa y fría para la primera novillada picada de la Feria de Fallas
Tarde ventosa y fría para la primera novillada picada de la Feria de Fallas
Valencia. Cuarta de la feria de Fallas. Se lidiaron novillos de El Parralejo. El 1º, complicado; el 2º, repetidor, desigual de ritmo y noble; el 3º, desigual y brutote; el 4º, exigente; el 5º, noble y parado; y el 6º, de nobles arrancadas. Un quinto de entrada.
Leo Valadez, de azul pavo y oro, estocada, descabello (saludos); estocada perpendicular, descabello (silencio).
Diego Carretero, de grana y oro, bajonazo (vuelta al ruedo); buena estocada (oreja).
Jorge Rico, de blanco y plata, dos pinchazos dos medias, aviso, descabello (silencio); pinchazo, pinchazo hondo, dos descabellos (silencio).
No iba a ser la tarde fácil. Estaba escrito. El piso era un barrizal y el viento levantaba la muleta al mismo tiempo que el miedo. Echaron para adelante el festejo los tres novilleros como tres valientes (inconscientes para los que somos temerosos). Acudió poca gente, y mucha era para lo desapacible de la tarde. Complicadas fueron las arrancadas del primero y multiplicadas por la incertidumbre que despierta el viento. Plantó cara Valadez en una labor voluntariosa. Quitó por lopecinas al cuarto. Fue novillo serio por fuera y por dentro. Nada regaló. Y la labor de Valadez tuvo mucho peso. Le arrolló por el derecho desde que se quiso poner y le tocó las teclas por el zurdo, aguantando, marcando mucho los tiempos, despacio y suave hasta dejarle meter la cara al animal. Temple y seguridad y aplomo para volver a la diestra sin enmendarse. Mucha verdad en toda la faena. Sin alardes, aunque fuera una de esas faenas que pasan desapercibidas.
No fue tanto lo que vimos como lo que intuimos en la faena de Diego Carretero al segundo. Repitió el novillo, desigual de ritmo pero con nobleza y calidad. No fue faena rotunda, más bien momentos, búsquedas y un buen concepto de toreo al natural, por donde encontró el novillero los pasajes más relevantes. Lástima de esa espada, que se quedó por los bajos, y deslució la faena que tuvo mérito como punto de partida. Buen son desarrolló el quinto Parralejo por el izquierdo, aunque muy parado el animal. Aplomo el toreo de Carretero. Muy asentado, con buenos naturales, buscando el toreo cruzado al pitón contrario, con las zapatillas clavadas en la inestable arena y como soporte de todo su argumento la verdad.
Voluntad puso Jorge Rico con el tercero, desigual y punto brutote. La lucha era contra el toro y las inclemencias. Y se notaba. De vez en cuando logró todo y cuajar alguna tanda de mano baja. Era reto difícil; la tarea ardua. Intermitente fue la faena que hizo frente al sexto que mostró nobleza por ambos pitones.
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