Ferias taurinas
Al final, esperanza
Álvaro Lorenzo se lleva la primera oreja de la feria de fallas
Álvaro Lorenzo se lleva la primera oreja de la feria de fallas
Valencia, primera de feria. Un tercio de entrada.
Toros de Alcurrucén, bien presentados, manos y de poco juego.
Juan Bautista, ovación con aviso y silencio.
Fortes, ovación y silencio tras aviso.
Álvaro Lorenzo, silencio y oreja.
Hubo que esperar a que saliese el sexto toro para que la primera corrida de la feria de fallas se fuese arriba y aunque el astado de Alcurrucén fue a menos y se apagó en el segundo tramo de su lidia hizo una buena pelea en varas y permitió a su matador, Álvaro Lorenzo -que debutaba en esta plaza- una faena muy entonada y parsimoniosa en su primera mitad, llevándose al final la primera oreja del abono fallero.
Hasta entonces se habían lidiado cinco toros mansos, parados y sosos, sin emoción ni gracia. La excelente presentación de los toros de los hermanos Lozano -con la salvedad del burraco que hizo segundo, protestado por su muy justa presencia- no tuvo correspondencia con el juego dado, saliendo, uno tras otro, a la defensiva y sin emplearse. Fueron cinco toros huidos y asustadizos, que no quisieron saber nada de los caballos y que en el último tercio no embistieron, entrando a la muleta, cuando lo hicieron, cansinos y sin entrega alguna. ,que hicieron inútiles los esfuerzos de Juan Bautista, que quedó prácticamente inédito, y Fortes, cuya valentía y disposición no tuvieron recompensa dada la poca consistencia del material del que dispuso.
Pisó el malagueño terrenos siempre muy comprometidos, arrimándose hasta con temeridad con su primero, pero sin lograr que su labor llegase al tendido ante el nulo celo de su oponente. También estuvo mucho rato ante el quinto, intentándolo todo y justificándose de sobra.
Juan Bautista apenas pudo estirarse con el que abrió plaza, en una faena larga y basada en la mano diestra y lo mejor de su actuación con el cuarto fue que se acabó sin mucha demora, en tanto que Álvaro Lorenzo, con su primero, tuvo que aceptar el reto de plantarle cara en toriles pero sin opción alguna de lucimiento.
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