Ventura prende la primera mecha en el regreso de los toros a Santander

El rejoneador Diego Ventura fue, con dos orejas, el primer triunfador de la Feria de Santiago 2021 con el que regresaron las corridas de toros de Santander, casi dos años después de la celebración del último festejo. El coso de Cuatro Caminos reabrió el quicio del toreo de la mano de la empresa Lances de Futuro, de José María Garzón, adjudicataria de la gestión de la Plaza de Santander, de propiedad municipal. Fue con la corrida de rejones de Los Espartales, tan noble como carente de casta, poder y duración, con el quinto como exponente más aprovechable.

Diego Ventura quiso encarrilar la tarde por los derroteros del éxito en el segundo sobre “Velásquez”, con más ajuste en los galopes y en los cambios de pitón que en los embroques con las banderillas. Y con “Lío” armó un pequeño idem, ahora sí acortando las distancias y clavando a un palmo. El toro se aplomó en los medios y el epílogo se redujo a una “farpa” antes de atascarse con el rejón de muerte.

El quinto tuvo un punto de celo más que el resto del encierro. No era un dechado de codicia, pero fue un resquicio suficiente para que Ventura y “Nazarí” armaran un galope a dos pistas que rozó la perfección tanto que la cornamenta del animal rozó la grupa durante una vuelta al ruedo completa. La intensidad continuó creciendo a lomos de “Sueño”, pero aquello explosionó definitivamente cuando le quitó la cabezada a “Bronce” y se consumó un reunido par de banderillas seguido del ataque a dentellada limpia del equino sobre el burel. Como el resto de la corrida, el toro llegó aplomadísimo a la suerte suprema. Ventura lanzó a “Guadiana” a la completa invasión de los terrenos de su oponente y enterró por entero el rejón de muerte. Dos orejas.

En la tarde nublada de este entoldado verano santanderino, Leonardo trajo un golpe de luz sobre “Sol”, montura expresiva y temperamental que iluminó las sombras que presentaba el tercero, noble pero con tendencia a desentenderse y distraerse tras breves galopadas. Jinete, cabalgadura y astado se fundieron en muy ceñidos encuentros y, con el toro ya muy a menos, tres banderillas cortas al violín consecutivas preludiaron hasta tres intentos con el rejón de muerte.

Leonardo quiso arrear en el sexto. Se dejó tocar la grupa de “Enamorado” y buscó resonancia en los tendidos a través de las piruetas de “Eco”. Sacó después a “Xarope” y volvieron a “sonar” tres rápidos acordes de violín y hasta el teléfono, al descolgar el jinete la cabeza sobre el testuz de la res en una larga conferencia. El rejonazo caído no bastó para tumbarlo y, ya en pie, se enredó con el estoque de cruceta.

Rui Fernandes galopó a dos pistas con gran ajuste y precisión sobre el tordo rodado “H-Quiebro”, al que el primero le tocó con los pitones en la segunda banderilla al quiebro, pues se vencía en el momento de la reunión. El de Los Espartales, de mucha nobleza, contada fuerza y escaso celo, permitió el instante más lucido, el par de rehiletes con “El Dourado”. Mató al primer envite. El cuarto tuvo similar condición. Fue dulzón sin picante alguno, azucarillo que se deshizo muy pronto. Fernandes lo lidió con corrección.

FICHA DEL FESTEJO.- Seis toros de Los Espartales, reglamentariamente despuntados para rejones. Quinto y sexto fueron los más aprovechables dentro de un conjunto al que le faltó celo y duración.

Rui Fernandes: rejón casi entero, caído y con derrame (silencio tras leve petición); pinchazo y rejón (ovación).

Diego Ventura: pinchazo, medio rejón, nuevo pinchazo, medio rejón más y descabello (ovación); rejón (dos orejas).

Leonardo Hernández: pinchazo, rejón casi entero y nuevo rejón (ovación); rejón caído y tres descabellos (ovación tras aviso).