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Sevilla

La imprevisible temporada de Alejandro Talavante

Con tres tardes a Sevilla, firma Resurrección y casi se contra programa su propia vuelta

Alejandro Talavante regresa a los ruedos larazon

Desde que se fue, y lo hizo en silencio, el día que se iba Padilla, ya se hablaba cuánto duraría la parada. El enrevesado descanso. Un año y medio de condena ha durado para sus seguidores. 18 meses de rumores, algunos tan seguros que se daban por hecho. Y así una y otra vez. Y así volver a empezar. De algunos de eso que se dieron por hecho no hubo ni una sola palabra, ni un gesto ni una evidencia, pero ahí reside también parte de este alimento hasta que llega el día y la hora.

Quiso Alejandro Talavante, en ese secreto a voces, que su día y hora fuera un Sábado de Gloria en la plaza francesa de Arles, en Francia el 14 de abril. En un mano a mano polémico, por faltarle altura según algunos y competencia con las figuras, al ser un mano a mano con Juan Leal. Toros de Adolfo Martín y Garcigrande.

Ha querido, también el propio Talavante casi contraprogramarse a las pocas horas y anunciarse en el Domingo de Resurrección de Sevilla. No hay día de más altura en el calendario taurino de todo el año. Y con figuras. Flaco favor le ha hecho a Juan Bautista, el empresario de Arles. Va a Sevilla con Morante y Roca Rey. Figuras. Y la corrida de Garcigrande, la misma que ha dejado fuera al triunfador del año pasado de la temporada sevillana: Pablo Aguado. Puras y sorprendentes estrategias de los despachos.

Talavante irá a Sevilla. Por Resurrección 24 horas después de volver en Arles. Y lo hará dos tardes más ya en Feria. Y suma y sigue. Despejando las dudas iniciales de una temporada breve, porque si algo tiene Talavante es ese punto de genialidad imprevisible.

No era una vuelta fácil, porque el sistema no lo es. Y si no que se lo digan a Aguado, fuera de Resurrección después de lo del año anterior. Está claro que las estrategias de los despachos pesan más que lo hecho en el ruedo. Lo saben todos. De ahí que los puestos de salida pueden ser buenos según lo cosechado el año anterior, pero cada temporada comienza una guerra.

Estratégica. Y cada cual mueve sus piezas. Sobre todo los que no se ponen delante.