Estreno
La serie que arregla un corazón roto
Disney+ estrena la comedia dramática «El mejor infarto de mi vida», serie basada en los relatos del escritor Hernán Casciari, que sufrió un infarto en 2015
«Sufro sobrepeso, fumo como un sapo y estoy a punto de cumplir 45 años, la edad justa a la que los gordos fumadores se infartan y mueren camino del hospital». Así de rotundo es el comienzo de «El mejor infarto de mi vida», la serie hispano-argentina que estrena mañana la plataforma Disney+ basada en los relatos del escritor Hernán Casciari, que sufrió un episodio cardiaco en el año 2015. Se trata de una dramedia de seis episodios de 35 minutos de duración rodada en Argentina, España y Uruguay, y que habla de «la generosidad, las cadenas de favores y el buen karma».
Y ojo, que es comedia situacional, momentos concretos que permiten sonrisas entre tanto desatino, y que tiene que ver más con la manera de ser de los argentinos (y sus guiones) y el «realismo» no tan mágico que les rodea. La trama gira en torno a Ariel (Alan Sabbagh), un escritor frustrado que se emplea en Buenos Aires como «negro» para una editorial que se dedica a fabricar las biografías de prohombres del país sin que estos tengan que mover ni un dedo. Ariel escribe poemas en sus ratos libres, pero nadie lee los libros que publica. Sin embargo, con la llegada de un cliente nuevo y «pelotudo», Briganti (Rafael Spregelburd), le llega la oportunidad de leer su obra en Montevideo, auspiciada la aventura por el editor David (Sebastián Berta). Esa misma noche, con el cliente, conoce en un tablao flamenco de la capital argentina a Concha (Olivia Molina), una artista con la que congenia por miopía. Después de que la mujer de Ariel, Isabel (Eleonora Wxler), le pida el divorcio por sus diferentes tipos de vida, ella socia de un gimnasio y él con sobrepeso y fumador, y su discordancia sobre tener hijos, decide hacer las maletas y de paso invitar a Concha a irse con él a Uruguay. Allí Ariel sufrirá un infarto que será el principio de algo nuevo: «Cigarrillos ni uno más; comer con sal, nunca más; 50 minutos de ejercicios, todos los días». Hospedado en un Airbnb regentado por Javier (Rogelio Gracia) y Alejandra (Romina Peluffo), que antes de salvarle la vida al escritor, tienen algo que compartir con el espectador. Durante 15 minutos se convierten en protagonistas, y lo extenderán durante algo parecido a un rescate de un Ariel moribundo. El toque argentino: todo pasa durante la clasificación del país para el mundial de Rusia, con las calles llenas de coches y aficionados.
Todo el universo de Ariel colapsa alrededor de su ataque al corazón y el pequeño círculo que compone su vida se moviliza, incluyendo a su madre Roberta (Rita Cortese), muy poco amiga de los secuestros express, y su ya casi exmujer Isabel, tras empezar a compartir casa y cama con otra mujer. Y no nos olvidemos de que Concha, una muy profunda Molina, está huyendo («somos dos náufragos que intentamos llegar a la otra orilla»), en este caso de su familia, el tito Yayo (Imanol Arias) y su pretendiente por obligación, Joni (Daniel Holguin), con el que le ata un terrible secreto. A modo de documental biográfico, la cámara cambia de vez en cuando a un blanco y negro que reproduce los testimonios de los protagonistas. Casi todas las interpretaciones son verosímiles y aportan el matiz definitorio de los diálogos mordaces, sentidos, y en ocasiones, alegres y esperanzadores. Transversal a toda la trama, un contador de pulsaciones nos indica cuándo la historia es preinfarto y cuál sucede después del suceso.
La serie no descuida ni un detalle para que entendamos la dimensión de cada uno de sus personajes en toda su profundidad. Bucearemos en la huida de Concha, que no quiere conformarse, pero está amarrada por el arte de su familia y las disposiciones de su clan. Además que descubriremos de dónde viene el desasosiego vital de la bailaora: «Aquella noche algo se rompió para siempre».
Reseña favorable para esta historia de buenas personas lanzadas al mundo sin ser conscientes de que, a veces, las buenas obras, provocan el ansiado efecto mariposa y acaban cambiando la vida de los demás. Espacios amplios en tres países, muy cómoda de ver y con unos huéspedes que destacan en cada diálogo. Si hay un pero es volver demasiado atrás para retomar una historia borrosa con la corbata naranja, aunque eso sirva de excusa para cruzar a los personajes tiempo antes de que todo estalle. Pero que eso no empañe la calificación, la serie sigue siendo una «excelente vivienda para huéspedes sedentarios y con propensión al infarto de miocardio», que se lo digan a Casciari y a todos a su alrededor. Ese fue «El mejor infarto», pero para cada uno de ellos.
Cualquier parecido con la ficción...
►«Los hechos y personajes retratados en esta serie son reales. Cualquier parecido con la ficción es pura coincidencia», reza una frase al inicio de cada capítulo de «El mejor infarto de mi vida», cuyo libro, cuentan, hizo emocionar a Leo Messi. Pero es que la historia real tiene mucha miga. El escritor relató en su libro cómo sus anfitriones uruguayos de Airbnb le salvaron la vida y luego Joe Gebbia, el fundador de la plataforma, se interesó y terminó financiando Connectus Medical, de Javier Artigas, el salvador de Casciari.
✕
Accede a tu cuenta para comentar