El programa de Ana Rosa

Cruce de argumentos entre colaboradores de Ana Rosa sobre la procedencia de los jueces: "En mi casa éramos una familia humilde..."

El debate se originó a partir de un sondeo que el equipo del formato realizó en las calles en relación al nivel de confianza que tiene la sociedad con jueces y políticos

Ana Rosa Quintana
Ana Rosa QuintanaTelecinco

Ya lo adelantaba Ana Rosa Quintana al comenzar a repasar la actualidad informativa. "Empezamos el día con alegría", comentaba la presentadora, haciendo referencia a la actitud de la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, en su defensa del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz.

A la luz de las novedades sobre el caso, donde un atestado acredita que el fiscal borró sus mensajes hasta dos vecesel día que se abrió una causa sobre él, el equipo de El programa de Ana Rosa ha querido salir a las calles de Madrid para saber de primera mano la opinión de la gente. Entre jueces y políticos, ¿en quiénes confían más los españoles?

Suspenso al Gobierno

Los reporteros, quienes preguntaron en zonas céntricas de la capital española, se encontraron con respuestas de todo tipo: "en un juez, por supuesto", "no confío en nadie", "hace falta más justicia". Al final del recuento, los jueces aprobaron con un suficiente raspado, mientras que los políticos vieron su nota media reducida a un 2,5 sobre 10.

Tras apreciar los resultados, las reacciones en la mesa de colaboradores no se hicieron esperar. Eduardo Inda se mostraba identificado con la percepción general del ciudadano. "Los jueces están salvando la democracia española de una autocracia impuesta por Sánchez", reivindicaba el periodista.

Falta de entendimiento

Durante la tertulia se originó una pregunta: ¿Cuál es el origen de los magistrados? Era entonces cuando Estefanía Molina saltaba a la palestra para desmontar la idea de que casi todos los jueces pertenecen, como ella especificaba, "de alta cuna". Y lo hacía de la mano de una anécdota que le contó un juez mediático, cuyo nombre no ha querido revelar. "En mi casa éramos una familia humilde, y cuando se acababan las magdalenasya no se compraban más", narraba la colaboradora.

Una posible solución

A quien no le terminaba de convencer la deconstrucción de esa idea era al periodista Rodolfo Irago. El colaborador daba a entender que gran parte de los puestos se otorgaban "en función del apellido". Ana Rosa, a su vez, compartía cierto malestar por la falta de transparencia en este tipo de procesos. "Pues entonces hagamos un coladero y que entren solo los que me interesan a mí", contestaba la presentadora, afirmando la existencia de una imparcialidad.

Para finalizar el debate, Irago proponía una búsqueda de opciones para aumentar la accesibilidad de los españoles a oposiciones de este calibre. "Hagamos ayudas para que la gente pueda presentarse en igualdad de oportunidades", declaraba el colaborador.