En el prime time televisivo de los años 70, los animales inundaban las casas de los españoles y españolas gracias a la figura de Félix Rodríguez de la Fuente, que era la gran estrella de la pequeña pantalla de nuestro país durante esa época. La magia de los documentales sobre la fauna ibérica radiaba en la increíble locución del naturalista y divulgador burgalés, convirtiendo 'El Hombre y la Tierra' en uno de los programas más célebres de la historia de la televisión en nuestro país. El 14 de marzo de 1980, mientras sobrevolaba Shaktoolik (Alaska, Estados Unidos), un accidente aéreo nos privó de su sabiduría sobre la naturaleza del mundo con solo 52 años de edad, una muerte que sigue siendo todo un misterio 45 años después.

Un problema mecánico que acabó siendo mortal

Félix Rodríguez de la Fuente falleció el 14 de marzo de 1980 en un trágico accidente aéreo en Alaska, mientras filmaba la carrera de trineos Iditarod Trail Sled Dog Race para su programa 'El hombre y la Tierra'. Debido a problemas mecánicos en una de las avionetas del equipo, Rodríguez de la Fuente decidió cambiarse a la aeronave pilotada por Warren Dobson, junto a los cámaras Teodoro Roa y Alberto Mariano Huéscar. Poco después del despegue desde Unalakleet, la avioneta se estrelló cerca de la localidad inuit de Shaktoolik, causando la muerte inmediata de todos sus ocupantes. El accidente ocurrió a las 12:30 hora local, coincidiendo con su 52º cumpleaños. Su muerte causó una gran conmoción en España, donde era una figura muy querida. Fue enterrado en su localidad natal, Poza de la Sal, pero en 1981 sus restos fueron trasladados a Burgos. En su honor, un diario de Alaska lo despidió como el "Jack London español".

Un legado que perdura hasta nuestros días

El legado de Félix Rodríguez de la Fuente fue fundamental en la creación de una conciencia ecológica en España, en una época donde la preocupación por el medioambiente era escasa. Su trabajo en radio y televisión generó un movimiento conservacionista que influyó en políticas ambientales, logrando la protección del lobo ibérico y el halcón peregrino, la creación de parques nacionales y la eliminación de las Juntas de Extinción de Animales Dañinos. Fundó el Refugio de Rapaces de Montejo de la Vega, promoviendo la educación ambiental en niños. Su serie 'El hombre y la Tierra' alcanzó reconocimiento mundial, llegando a millones de espectadores. A pesar de su popularidad, sus posturas sobre el equilibrio ecológico y su oposición a ciertas instituciones le generaron enemistades y amenazas. Su influencia se mantiene a través de monumentos, parques y homenajes como la canción 'Mi amigo Félix'. En 2004, su hija Odile creó una fundación para difundir su legado, aunque cerró en 2017 por problemas económicos. Su impacto sigue vivo en la conciencia ambiental y en la inspiración de nuevas generaciones de naturalistas de nuestro país.