Curiosidades
¿Por qué hay tantos barcos abandonados en el desierto de Aralkum?
El mayor desastre medioambiental provocado por el hombre
Hay un desierto en Asia central que parece sacado de una película de catástrofes. Su formación es reciente, en la segunda mitad del siglo pasado, y en él se pueden encontrar numerosos barcos abandonados, principalmente pesqueros, oxidados durante décadas y carcomidos por el paso del tiempo. Se trata del desierto de Aralkum y es la huella del mayor desastre medioambiental provocado por el hombre.
¿Cómo han terminado todos esos barcos abandonados en un desierto? En realidad, siempre estuvieron ahí. El desierto de Aralkum nació donde antes se encontraba el Mar de Aral. Este era el cuarto lago más grande del mundo, formado hace unos 11.700 años durante el Holoceno. Estaba situado entre las regiones de Kyzylorda y Aktobé en Kazajistán y la región de Karakalpakia en Uzbekistán y ocupaba una extensión de 68.000 kilómetros cuadrados. Por comparación, en España solo las comunidades autónomas de Andalucía, Castilla-La Mancha y Castilla y León tienen una superficie mayor a la del Mar de Aral a mediados del siglo XX.
Durante décadas, la región prosperó gracias a la actividad que permitía un mar que contaba con más de cien especies de peces y que llegó a aportar a la Unión Soviética una sexta parte del pescado consumido por su población. Además, los humedales de sus deltas favorecían la agricultura en la región y la diversidad de flora y fauna. Pese a ello, fue una decisión del régimen comunista la que condenó al Mar de Aral y su región a la destrucción.
En los años 30, Moscú decidió llevar a cabo gigantescos proyectos de irrigación para promover la producción de algodón y otras plantaciones en otras áreas de la región. Para ello construyó el canal Gran Fergana, de 270 kilómetros de largo, que desviaba caudal de los ríos Syr Darya y Amu Darya, los que alimentaban el Mar de Aral. La reducción en el agua que recibía comenzó a hacerse notar en los años 60, dos décadas después de su construcción.
Lo que siguió fue la progresiva desaparición, no solo del mar, sino del ecosistema que florecía gracias a él y el modo de vida de los habitantes de la zona, a lo largo de medio siglo. El agua se fue retirando y con ella desapareció la pesca y una sociedad que vivía y trabajaba en torno al mar. El lago se salinizó, los campos y bosques de la región se fueron degradando y desaparecieron insectos, aves y otros animales salvajes que dependían del mar y su entorno. La pobreza y el desempleo aumentaron, la población emigró y los puertos se convirtieron en cementerios de barcos que los turistas van a fotografiar. El resultado de esa desertificación fue el desierto de Aralkum o de Aral, el más joven del mundo.
Para 2007, la superficie del mar se había reducido en un 90%. Quedan dos pequeños lagos, el mar de Aral del Norte, que se mantiene estable tras la construcción del dique Kokaral en 2005 y tiene una superficie de 3.300 km². Del mar de Aral del Sur permanece aún cubierta por agua una superficie ligeramente mayor, 3.500 km² en la franja oeste de lo que fue el extenso lago.
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