
Ciberseguridad
La estafa de la cual advierte la OCU e implica tarjetas de débito y crédito
La clave es gastar pequeñas cantidades para que no te des cuenta hasta que es muy tarde.

Del mismo modo que las ciberestafas aumentan cada año, también lo hace el pago con tarjetas, que en apenas tres años casi se ha duplicado. Y, si sumamos dos más dos, es lógico que las estafas que impliquen tarjetas de crédito y débito. Aquí es cuando aparece el carding. Un tipo de estafa que, de acuerdo con la OCU, ha aumentado en los últimos meses.
“Desde la OSI, la Oficina de Seguridad del Internauta, alertan de este fraude, que consiste en usar los datos robados de tarjetas, replicados en otras tarjetas virtuales, para pagar compras”, explica la organización en un comunicado.
La pregunta clave es cómo pueden robar tu tarjeta sin que te des cuenta. Hay diferentes métodos para ello y ninguno involucra adentrarse en tu bolsillo o cartera, básicamente se trata de tecnología. Por ejemplo, a través de páginas de compras fraudulentas que clonan nuestra tarjeta y replican los datos para diseñar una tarjeta virtual para, poco a poco, vaciar nuestra cuenta, pero con una estratagema sencilla: los gastos son reducidos y no despiertan ninguna alarma, hasta que es muy tarde.
También es posible aprovecharse de un lector NFC o RFID y así robar los datos de la tarjeta. Para ello basta pasar el lector cerca de nuestra cartera y ya la hemos perdido. Si bien este tipo de robos se producen en las semanas previas a grandes picos de consumo, como la época de rebajas o Black Friday.
La mejor forma de prevenir este tipo de delitos es, valga la redundancia, la prevención. Aunque suene obvio, no hay que facilitar los datos de nuestra tarjeta por teléfono a menos que sepamos quién está del otro lado. Y aun así, contar con un doble sistema de autenticación: cuando se realice un cargo nos envían un mensaje que debemos confirmar.
También es recomendable revisar a menudo los cargos en nuestra tarjeta y, si no reconocemos un cargo, bloquear el mismo para evitar su uso. Lo adecuado es hacerlo cada 24 horas, para tener tiempo de reaccionar y comunicarlo a la entidad bancaria. Si vamos a hacer compras grandes, podemos tener una tarjeta de prepago o tarjeta de regalo que solo tendrá un uso.
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