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Exploración espacial
Las cinco estrategias para desviar un asteroide que se dirige a la Tierra
Las agencias espaciales cuentan con diferentes planes para evitar que los objetos cercanos a la órbita terrestre se conviertan en un peligro.
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Es lógico que la NASA y la ESA alteren los pronósticos de peligrosidad del asteroide 2024 YR4, que pasa del porcentaje más alto para un asteroide de su tipo a uno de apenas amenaza en cuestión de horas. A medida que más datos tenemos sobre su tamaño y composición, más precisos son los pronósticos. Pero teniendo en cuenta que existe una posibilidad de impacto, es conveniente repasar las técnicas que las principales agencias espaciales del planeta barajan a la hora de “enfrentarse al peligro”.
El primero de ellos sería el de choque o impactador cinético y su principio es sencillo: estrellar un objeto contra un asteroide con la esperanza de que el impacto cambie su trayectoria. El impactador cinético es la única técnica de defensa planetaria que se ha probado en un asteroide real. DART, siglas de Prueba de Redireccionamiento de Asteroide Doble de la NASA, se estrelló intencionalmente contra la luna del asteroide Dimorphos en 2022. El choque alteró la órbita de Dimorphos alrededor del asteroide padre Didymos. Un CubeSat desplegado antes del impacto, así como el Telescopio Espacial Hubble, el JWST e incluso telescopios terrestres, observaron material que fluía desde Dimorphos hacia el espacio. El empuje sobre Dimorphos de estos escombros que se escapaban fue más fuerte que el empuje del propio impacto de DART, un hallazgo importante de la misión.
La segunda opción es más “bucólica o campestre” y se trata de un tractor de gravedad. Básicamente, una nave espacial que volaría junto a un asteroide, utilizando su propia gravedad para tirar del asteroide y cambiar lentamente su trayectoria. Si bien es cierto que la diferencia de masa entre un asteroide y una nave espacial es enorme, se trata de una estrategia que se lleva a cabo a lo largo del tiempo (años) y se basa en desviar, aunque sea un grado, la trayectoria, lo que equivale a decenas de miles de kilómetros.
En el apartado positivo, es una opción que ofrece el mayor control para redireccionar un asteroide. La desventaja es que esta técnica podría no funcionar en asteroides de más de 500 metros de diámetro.
Otra posible opción de ataque directo es el uso de láser: una o más naves enfocan láseres sobre la superficie de un asteroide, vaporizando la roca y creando pequeñas columnas de eyección. Estas columnas empujan al asteroide, cambiando lentamente su curso. Una variación de esta técnica es la ablación solar: en lugar de láseres se usan espejos para dirigir la luz solar hacia la superficie del asteroide.
Una de las más sencillas es la de los rayos de iones: redireccionar la trayectoria del objeto utilizando el propulsor de la nave espacia. Las misiones espaciales han estado utilizando propulsión iónica durante décadas, desde Deep Space 1 hasta Dawn y DART. Los motores de iones no tienen un empuje tan alto como los motores de naves espaciales convencionales, pero pueden funcionar de forma continua durante largos períodos de tiempo, y eventualmente impulsar una nave espacial a velocidades más altas. El objetivo es darle un pequeño empujón para llevarlo a otro sitio.
Y, finalmente, tenemos la opción Armagedón, la explosión nuclear. La técnica es bastante obvia y descriptiva: una nave espacial cargada con armas nucleares contra un asteroide en un intento de desviarlo lejos de la Tierra. Además de los peligros inherentes al lanzamiento de un arma nuclear en el espacio, el asteroide podría romperse en múltiples pedazos grandes, convirtiendo un impacto devastador de asteroide en múltiples impactos devastadores. Sin embargo, podría ser nuestra mejor opción en caso de emergencia planetaria. Un estudio reciente muestra que una bomba nuclear detonada cerca de un asteroide de 100 metros de ancho, al menos dos meses antes del impacto, podría hacer estallar el 99,9% de la masa del asteroide fuera del camino de la Tierra.
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