La música que debes escuchar mientras estudias para memorizar mejor, según la psicología

La música ha sido reconocida a lo largo de la historia como una poderosa herramienta de expresión emocional y cultural. Hoy, investigaciones académicas y estudios médicos destacan su capacidad para potenciar la concentración y mejorar el rendimiento cognitivo. Profesionales de la salud y expertos de universidades internacionales coinciden en que la música no solo estimula la mente, sino que también enriquece la vida emocional y social de las personas.

Un estudio reciente de la Universidad Católica de La Plata (Argentina) resalta que escuchar música mientras se realizan actividades como el estudio o el trabajo puede mejorar notablemente la concentración. Según la investigación, la música actúa sobre el lóbulo prefrontal, una región del cerebro directamente relacionada con la atención y la resolución de problemas. Además, estimula el flujo de información y mejora la satisfacción al completar tareas cognitivas complejas.

Géneros como la música clásica se destacan en este ámbito por su naturaleza instrumental y la ausencia de letras, lo que evita distracciones. Las melodías suaves de la música ambiental también son efectivas, creando un entorno sereno que favorece la concentración. Estas opciones son ideales para quienes necesitan mantener altos niveles de atención durante largos periodos, como estudiantes o profesionales en actividades exigentes.

El impacto positivo de la música también se extiende a personas mayores. En pacientes con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, la música ha demostrado mejorar la memoria y la calidad de vida. Al estimular las conexiones neuronales, se refuerza la plasticidad cerebral, ayudando a mitigar los efectos del deterioro cognitivo.

Beneficios emocionales y terapéuticos

Más allá de sus efectos cognitivos, la música tiene un profundo impacto en el bienestar emocional. La psicóloga española Laura Herrero destaca que la música permite a las personas expresar su mundo interno, compartir emociones y conectar con los demás. Según Herrero, "el poder terapéutico de la música en nuestra vida es inexplicable".

Incorporar la música en actividades cotidianas puede ser una estrategia sencilla, pero efectiva para mejorar el rendimiento y reducir el estrés. Desde escuchar piezas clásicas mientras se estudia hasta disfrutar de melodías ambientales en momentos de relajación, la música puede adaptarse a las necesidades de cada persona.