Pobreza
Marieta: trabajadora y pobre severa
El 40% de los trabajadores se tambalea en el peldaño que les separa de la exclusión, según Cáritas
El 40% de los trabajadores se tambalea en el peldaño que les separa de la exclusión, según Cáritas.
Pareja con hijo. Pareja con hijo. Él trabaja y percibe un sueldo de 1.000 euros. Ella lleva un año en paro. Viven en Vigo en un piso con humedades por el que pagan 400 euros de alquiler. Los gastos asociados a la vivienda suman otros 100 euros, por lo que les queda unos 500 para el mes. Lo justo para alimentar, sobre todo al niño, de forma saludable, pagar el transporte para llegar al trabajo... y poco más. Con cierto juego de equilibrios se mantienen en el grupo de españoles en una situación de inclusión. Pero la suya no es plena. Esta familia se sitúa en un peldaño delicado: el de la inclusión precaria. Un revés y se despeñarían, irremediablemente, al sótano de la pobreza.
En este escalón se aglutina el 40% de la población activa del país, según el informe Foessa de Cáritas 2018. Atrás quedaron los tiempos en los que tener trabajo era un paraguas frente a la exclusión. El cóctel de bajos salarios, temporalidad y parcialidad indeseada ha explosionado en un mercado laboral precario que está generando trabajadores, si no pobres, en riesgo. A ese 40% hay que sumar otro 12,3% en activo que se encuentra en exclusión y otro 2,1% de trabajadores en pobreza severa.
¿Y qué es lo que convierte en pobres a los trabajadores? Sobre todo dos factores: parcialidad indeseada y temporalidad. Según el informe, en el grupo de los que no trabajan a tiempo completo el porcentaje de exclusión sube al 32,8% y el de la pobreza severa hasta el 7,7%. Lo mismo ocurre con los contratos temporales, pues multiplican por 2,5 el riesgo de caer en vulnerabilidad.
Es cierto que la economía española mejora. Bruselas prevé un crecimiento de un 2,1% en el PIB y el paro se ha reducido un 2,8%, situándose en niveles precrisis. El director del Área Social de Cáritas, Francisco Lorenzo, valoró positivamente esta coyuntura pero apuntó cuatro matices a tener en cuenta. El primero, «la constatación de un modelo con un desempleo estructural elevado», pues al 15,3% de parados hay que sumar, advirtió, los que están afectados por expedientes de regulación de empleo, los que ya no buscan trabajo por desmotivación y los que realizan una jornada parcial indeseada. «Según esas mediciones, las dificultades en el empleo alcanzan el 24,6%». Como segundo factor, subrayó que «para algunos hogares el trabajo sigue siendo una meta difícil», pues «más de la mitad de los desempleados lleva un año en paro y el 35% más de dos». En tercer lugar, criticó que «nuestro mercado laboral no asegura unas condiciones de vida digna», como demuestra que el 36,2% de los hogares donde al menos entra un salario se hayan visto obligados a reducir gastos en alimentación, vestimenta o suministros del hogar; o que el 17,7% haya tenido que pedir ayuda; o que el 7% haya sufrido cortes de suministros por impagos. Y como cuarto matiz, «la consolidación de un modelo en el que algunos derechos o se adquieren en el mercado o o no existen, como el de la vivienda».
Desde la propia experiencia de Cáritas, que ha logrado insertar a 13.545 personas gracias a sus programas de empleo, alentaron a los poderes fácticos a construir un «sistema financiero más ético, un régimen empresarial que asegure condiciones laborales dignas y un modelo de consumo en el que seamos capaces de ver qué hay detrás». «Porque solo si se pone por delante la persona tendremos una sociedad en la que los derechos sean una realidad para todos», concluyó.
Y, en eso, precisamente, trabaja Cáritas. Para Marieta, como para otros centenares de personas, ha sido su tabla de salvación. Esta ecuatoriana de 49 años vino a España en los 90 a buscar un mejor futuro para sus hijos. Acabó trabajando de interna en una casa de Madrid y cuando murió la persona que cuidaba se quedó sin casa ni trabajo. Ahora vive en un piso de esta institución gracias a la que también ha encontrado un trabajo en la limpieza. Insuficiente para salir del pozo de la exclusión.