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Drogas
Internistas advierten de un aumento en España de prácticas como el "slam" y el "chemsex"
El sexo, generalmente en grupo, con consumo de drogas está incrementando la prevalencia de enfermedades de transmisión sexual (ETS), cuyas cifras están disparadas actualmente en nuestro país
![La mefedrona y el GHB, derivados de metanfetaminas, son dos de los estupefacientes más utilizados para practicar "chemsex"](https://fotografias.larazon.es/clipping/cmsimages01/2020/05/30/BD6CEBDD-3A4F-4802-B110-5D0F6E1898FB/98.jpg?crop=1020,574,x0,y52&width=1900&height=1069&optimize=low&format=webply)
Las infecciones de transmisión sexual (ITS) siguen disparadas en España. El último informe de Vigilancia Epidemiológica de las ITS, publicado esta semana por el Instituto de Salud Carlos III, y que analiza datos entre 2021 y 2023, muestra un aumento de un 42,6% de la gonorrea y de un 24,1% de la sífilis.
Durante 2023 se detectaron 34.401 casos de infección gonocócica (gonorrea), casi 9.000 más que el año previo. Se trata de una infección que frecuentemente se manifiesta con sensación de ardor al orinar y una secreción blanca amarillenta por el pene. Es mucho más prevalente en hombres (80% de los casos), con una edad mediana de 32 años.
En este contexto, los médicos internistas advierten que las prácticas de "chemsex"- consistentes en el uso de drogas para mantener relaciones sexuales de forma prolongada y con distintas parejas sexuales-, especialmente el "slam"- en las que las drogas, fundamentalmente mefedrona y metanfetamina, se consumen por vía intravenosa- producen una intensa desinhibición y disminuyen la percepción cognitiva y emocional del riesgo de contraer ITS.
Así lo han señalado hoy, en la mesa redonda "Infecciones de transmisión sexual e infección por VI, celebrada en el seno del 45 Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI). "No todo consumo de drogas para mantener relaciones sexuales se considera chemsex. Aunque no existe un claro consenso científico sobre su definición, el chemsex se define como: el consumo intencionado de drogas, principalmente mefedrona (u otras catinonas sintéticas), metanfetamina y GHB/GBL, y otras sustancias (con frecuencia en policonsumo); para mantener relaciones sexuales, generalmente en grupo ("sesiones, chills"), durante un periodo prolongado de tiempo (entre varias horas y días) en el contexto sociocultural del colectivo LGTBI", ha señalado Jorge Del Romero, director médico del Centro Sanitario Sandoval perteneciente al Hospital Clínico de Madrid,
Sustancias 10 veces más potentes que la cocaína
El consumo en "chemsex" varía en función de la región donde se practica. No obstante, las sustancias más utilizadas incluyen la mefedrona ("mefe") que pertenece a la familia farmacológica de las catinonas sintéticas. Estas sustancias se modifican químicamente para eludir la fiscalización internacional, lo que resulta en más de 220 variantes. Algunas de ellas, como la "Alfa" (Alpha-PVP) o el "Monkey dust" (Alpha-PiHP) son 10 veces más potentes que la cocaína. También prevalece el consumo de metanfetamina ("tina") y de GHB/GBL ("chorri") -acido gammahidroxibutírico, mal llamado "éxtasis líquido".
Además, el uso asociado de otras sustancias, como la ketamina, la cocaína, el tusi (o cocaína rosa), popper, entre otras. Asimismo, con frecuencia, el uso de drogas se asocia con el uso de potenciadores de la erección, sobre todo el sildenafilo.
"Nuestra experiencia muestra que, en la actualidad, la mefedrona es la sustancia más prevalente, seguida del GHB y el popper. Además, se detecta un aumento del consumo intravenoso de drogas (especialmente mefedrona y metanfetamina), fenómeno conocido como "slam". La prevalencia del slam ha aumentado significativamente en los últimos años. Con respecto a las personas que practican chemsex, en su inmensa mayoría son hombres que tienen sexo con hombres (HSH) y mujeres trans (la mayoría de ellas trabajadoras del sexo). Es decir, es un fenómeno muy parcelado al colectivo LGTBI”, ha explicado Del Romero.
Riesgo de intoxicación aguda
"El slam y el 'fisting' (introducción de la mano en el recto), prácticas estrechamente asociadas al chemsex, facilitan la transmisión del virus de la hepatitis C (VHC). En nuestro centro, la gran mayoría de los diagnósticos de hepatitis aguda por el VHC se realizan en HSH, usuarios de chemsex, algunos de ellos asociados a dichas prácticas. El 'slam' se asocia, además, a múltiples complicaciones como flebitis o abscesos”, ha informado.
Pero no todas las sustancias usadas en el "chemsex" son igualmente lesivas para la salud. "Entre los usuarios de chemsex, el riesgo de desarrollar una patología adictiva está presente y especialmente asociado a algunas sustancias (tina, mefe y G); aunque también influye significativamente la vía de administración de las drogas (oral, inhalada, esnifada, fumada, inyectada, tópica)”, ha detallado el experto. "Los episodios de intoxicación aguda pueden poner en riesgo la vida de las personas, especialmente con GHB, cuyo margen de seguridad es muy estrecho y, ante sobredosis o policonsumo con otros depresores (alcohol, ketamina)".
Agrava los trastornos mentales
El chemsex también tiene riesgos para la salud mental. "Bien sea por la aparición de un trastorno mental sobrevenido o por el agravamiento de una patología previa subyacente, observamos complicaciones asociadas a la ansiedad, depresión, incluyendo ideación y conducta suicida. El slam precipita y agrava la sintomatología psicótica y produce mayor frecuencia de complicaciones psiquiátricas graves”, ha detallado el experto.
Existen también repercusiones sociales y legales asociadas al chemsex, ya que "el chemsex no solamente afecta a quien consume, sino también al entorno familiar, laboral y social de cada individuo.
Y es que no hay que olvidar que esta práctica puede derivar en un delito. "Los principales delitos asociados a la práctica de chemsex son contra la Salud Pública (por tenencia y tráfico de drogas) y contra la libertad sexual, pues no hay que olvidar que la sumisión química está presente en la práctica del chemsex", ha concluido Del Romero.
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