Ciencia
Emilio Lora-Tamayo: «El Gobierno ha sacado al CSIC del agujero negro en el que estaba»
Presidente del CSIC
Experto en microelectrónica y físico de formación, ha tenido que cambiar los circuitos por las tablas contables. Emilio Lora-Tamayo fue presidente fugaz del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en 2003, sólo lo dirigió durante un año y volvió a su vida académica. Nueve años después, con fuerzas renovadas, retomó los mandos de la mayor institución científica de nuestro país. Eso sí, con un reto por delante: evitar la quiebra del buque insignia de la investigación española. El real decreto que aprobó el Gobierno el pasado viernes le dirige hacia el buen camino. Ha conseguido 95 millones de euros, en dos tandas, para sacar al CSIC de los números rojos. «Es un buen motivo para conceder una entrevista», sonríe. Tras un año con el agua al cuello, por fin respira relajado.
–Con la última inyección de 70 millones que ha decretado el Gobierno y tras un año amargo, ¿el CSIC está salvado?
–Sí, por supuesto. Es lo que estábamos solicitando y lo que habíamos evaluado como necesario para no entrar en la quiebra técnica este año y, por supuesto, nos va a permitir acabar el año 2013, que ha sido un año difícil, con déficit cero. Es la primera vez en cinco o seis años que se consigue. Los 95 millones nos sacan de este problema que hemos ido dominando, paliando, con la colaboración del Ministerio, que nos ha permitido adelantar transferencias ministeriales. Pero, al final, necesitábamos esta contribución definitiva. Estoy muy satisfecho de que llegue en cuantía y a tiempo.
–En los próximos Presupuestos Generales, ¿se tiene en cuenta al Consejo?
–Las transferencias departamentales para 2014 han subido 50 millones, sobre 400 que teníamos; eso significa un 12% más de ingresos. Nos sitúa en 450 millones, mientras que en 2010 teníamos 433.
–¿Ha sido difícil la negociación con el Ministerio de Economía?
–No, lo que es complicado es la situación del país. Desde que se detectó este problema, a principios del año pasado, pedimos una inspección del Ministerio que confirmó las dificultades que arrastrábamos. Se han utilizado remanentes desde 2009. Nos dio una serie de recomendaciones que seguimos y que nos han permitido, por primera vez en los últimos 5-6 años, que las cuentas del CSIC de 2012 hayan sido aprobadas por la Intervención General del Estado; antes siempre tenían que reformularse. Ya detectamos el agujero negro que íbamos a tener a lo largo de 2013, del que nos han sacado.
–¿Y cómo se plantea el próximo año?
–El año que viene habrá que seguir con la austeridad, con el control del gasto, pero vamos a poder desarrollar todos nuestros proyectos sin mayores problemas. La posición no es boyante, no nos sobra el dinero, hemos tenido épocas mejores, pero la inyección del Gobierno es muy importante.
–¿La partida que ha conseguido destinar el Gobierno a su institución es un reflejo de que existen esos brotes verdes, como anuncian algunos medios?
–No me gusta utilizar esas palabras y, en todo caso, donde tiene que existir es en la economía general del Estado. El Gobierno ha sido muy sensible, la interlocución ha sido absoluta y positiva. El ministro siempre ha dicho que no iba a dejar caer al CSIC me lo manifestó personalmente.
–¿Es el momento de abordar una reforma en el seno del CSIC?
–El Consejo tiene estructura de agencia pero no lo es. Para serlo necesitamos plantear el contrato de gestión que nos compromete con una serie de objetivos y que asegura unos medios. Ese contrato de gestión nunca ha sido aprobado. En la anterior legislatura se presentó dos veces y no fue aprobado. Pero en este momento, previo a ese contrato, necesitamos que se nos apruebe la reestructuración del estatuto.
–¿Cree que se podría conseguir en esta legislatura?
–Lo vamos a intentar y no sé por qué no se aprobó en su momento.
–¿Cree que es necesario que la esfera privada también apueste por la ciencia?
–Absolutamente, y nos queda mucho recorrido. Al contrario que en otros países, hay mucha más inversión pública que privada. Tenemos que trabajar para darle la vuelta.
–¿La ciencia española está sana?
–El Consejo está saneado, no puedo hablar por el resto de instituciones científicas.
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