Ayuntamientos

Cuando la sobrina del alcalde más veterano de España le arrebató el poder en Castillejo de Mesleón

“Solo le pido que me deje ser teniente de alcalde”, confiesa Ricardo Díez, que dejará el Ayuntamiento de Castillejo de Mesleón después de 56 años. No le guarda rencor a Susana por desbancarle.

Ricardo Díez recoge sus pertenencias en su despacho, donde ha trabajado durante más de cinco décadas / Foto: Jesús G. Feria
Ricardo Díez recoge sus pertenencias en su despacho, donde ha trabajado durante más de cinco décadas / Foto: Jesús G. Ferialarazon

“Solo le pido que me deje ser teniente de alcalde”, confiesa Ricardo Díez, que dejará el Ayuntamiento de Castillejo de Mesleón después de 56 años. No le guarda rencor a Susana por desbancarle.

Ricardo Díez aterrizó por carambolas de la vida en el Ayuntamiento de Castillejo de Mesleón (Segovia) en 1963 y desde entonces nadie fue capaz de disputarle el bastón de mando hasta el 26-M. El pasado domingo, Susana, su sobrina, le plantó cara para poner fin a sus 56 años de «reinado» y le desbancó del poder. A sus 89, este veterano incondicional del Partido Popular nos recibe sin borrar la sonrisa de su boca, pero en el regustillo que dejan sus palabras brota la tristeza, la decepción y, en cierto modo, la pena de abandonar después de 56 años la que ha sido su segunda casa. «Me encantaría que mi sobrina me hiciera teniente de alcalde», es lo primero que nos expresa durante la entrevista. En los cuarenta años de democracia, Ricardo, que ha sido el alcalde más antiguo de toda España, había obtenido siempre unos resultados apabullantes, mayorías absolutas unas tras otras, hasta que el PSOE de Pedro Sánchez le dijo «hasta aquí».

En los comicios de la semana pasada, el pleno del Ayuntamiento de Castillejo pasó de tener cinco concejales del Partido Popular a cuatro del PSOE y uno (él) del PP de Pablo Casado, al que el regidor en funciones le dedica innumerables palabras de agradecimiento. «La noche electoral me quedé en casa, intuía que Susana ganaría, lo seguí por televisión con mi mujer, Rufina. Ella no quería que dejara el Ayuntamiento, pero como la nueva alcaldesa es familia, no dice nada, eso sí, creo que ha sentido un poco de alivio al ver que yo seguía de concejal para, al menos, poder seguir casando a gente del pueblo. Fíjate, este verano se casa nuestro nieto y nos daba pena que no pudiera hacerlo yo», explica Ricardo, a quienes sus hijos, tras conocer su derrota le pidieron: «Papá, cruz y raya. Hasta aquí», pero para él no es tan sencillo. Aunque Díez se refiere a la nueva edil como su sobrina, lo cierto es que es hija de su sobrina. «Susana es hija de la Dioni, que murió hace años, que era a su vez la hija de mi hermana Filomena», aclara. «Nosotros nos llevamos bien, no hay ningún problema. Además ella es más joven y yo ya tengo mis achaques.

Él año pasado estuve bastante malo y pensé que no lo contaba, que me moría, así que bueno, será que ya son otros tiempos y la gente prefiere jóvenes», asegura el alcalde saliente, quien presume de tener una calle en el pueblo segoviano con su nombre. Reconoce que él no hizo «mucha campaña», es más, hace años que no organiza una porque tenía la victoria asegurada, «en cambio Susana hizo un programa muy bonito y se cameló muy bien a los vecinos, aunque yo me pregunto qué podrá hacer de todo lo que promete, porque hay que conseguir dinero para todo y aquí quien tiene contactos soy yo, creo que venden un poco de humo», reflexiona. Dice que aunque él sea conservador y su sobrina de izquierdas, «haremos equipo y les ayudaré en todas las misiones que me pidan, aunque hay poco más que puedan hacer, ya que yo he hecho casi todo». Pero, ¿cómo es posible que una localidad que desde hace 56 años ha votado al PP de Ricardo, en esta ocasión, 40 vecinos hayan dado la mayoría a los socialistas? «Pues porque ella tiene una familia muy larga, son muchos, y todos la han votado a ella. Yo me he quedado con 24 votos. Susana se lo ha montado muy bien y te digo la verdad, prefiero que me releve ella a que lo hagan los de Ciudadanos o los de Centrados», confiesa el casi nonagenario político.

Reconoce que no le sienta muy bien que algunos le digan por la calle que le han votado y sea mentira. «Aquí, en el bar donde jugamos la partida hay muchos que me dicen: ''Ricardo, cómo no voy a votarte si soy del Partido Popular de toda la vida'', pero las cuentas no salen, sé que mienten pero qué lo vamos a hacer». Díez habla sin tapujos, es de esos políticos en los que su «profesión» no está por encima de nada ni nadie. Es partidario de las puertas abiertas y el que ha sido su Ayuntamiento siempre ha estado disponible para quien lo deseara utilizar. No huye de los medios, es lo que se denomina el mejor ejemplo de transparencia. Por su parte, Susana de Las Monjas García, que recogerá el testigo el 15 de junio, no es partidaria de hablar con la Prensa, quiere que el relevo sea rápido y, pese a mantener una conversación con LA RAZÓN, nos pide que nada de lo hablado salga publicado. «Tan solo lo siguiente: ''Respeto mucho la labor de Ricardo y su gestión''». Punto.

No quiere posar junto a su tío ni hacer una entrevista a medias. «No sé cómo se ha metido Susana en esto. En la vida la he escuchado hablar de política, no sé cuál es su interés, pero bueno, pues será que llegan nuevos tiempos, la verdad que nos sorprendió a todos», nos comenta otra vecina, que también es familia y que no nos desvela por quién voto. Susana tiene 53 años, es madre de dos hijos veinteañeros y reside en el pueblo desde hace más de 30 cuando se casó con José Antonio. Según nos cuenta Ricardo, Susana nació en Rivas, en Madrid, donde pasó su infancia, «pero venía mucho por aquí en vacaciones». «El marido tiene vacas, que le dan un buen dinerillo y ella desde hace unos años es la propietaria del bar del pueblo, que antes pertenecía al padre de su marido», añade la vecina. «Ella sabe que me va a necesitar y yo estoy encantado, aunque seamos de partidos diferentes. Todo esto lo estoy viviendo con bastante tranquilidad, mirándolo por la parte positiva voy a tener más tiempo para estar con mi mujer», reconoce.

en busca del sucesor

Para el «alcalde emérito» una cosa es la política y otra el pueblo, aquí todos queremos lo mejor para los vecinos, «por eso aunque seamos uno del PSOE y otro del PP nos entendemos y nos llevamos bien». No sabemos cómo sentará esto en Génova y Ferraz. Además del legado que deja (calle asfaltadas, nuevas canalizaciones y casas rehabilitadas) Díez también está orgulloso de que en el pleno a partir de junio él será el único hombre. «Ahora voy a estar rodeado de más mujeres porque en la lista de mi sobrina no había ni un hombre», dice con guasa.

–¿Y está buscando ya sucesor en el partido?

–Qué va, si realmente yo me seguía presentando porque no había nadie que quisiera sustituirme y mira que lo he intentado. El partido me insistía y yo aceptaba. Pero quizá ya sea hora de pensar en otro. Por ejemplo mi alguacil, pero no quiere, ya se lo he propuesto no te creas. La gente es muy pasota, no quiere responsabilidades de este tipo, parece que no les interesa demasiado.

Ricardo también reflexiona sobre el mal resultado de los populares tanto en las elecciones generales como en las municipales y autonómicas, y el futuro que le espera a la formación ya que aunque gran parte de los ayuntamientos de Castilla y León han quedado en manos del partido de Casado, la caída en votos ha sido considerable. «Es un bajón histórico, yo, sinceramente no lo esperaba. Pero claro, se fue Rajoy, luego vino Casado y no ha tenido mucho tiempo. Tardaremos en remontar porque quienes están ahora boyantes son los socialistas. Pero que no se confíen, esperemos unos años que todo es cíclico», aconseja. Él es perro viejo y aunque ya esté mayor y la memoria le falle en ocasiones, sabe, por experiencia, que ni las mieles duran eternamente en política ni las malas rachas, irreversibles. Hasta los alcaldes eternos llegan a su fin.