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Temporada de alergias
La causa de la alergia al polen podría estar en el intestino
Cada vez más evidencia científica señala que la alteración de la microbiota intestinal propicia el desarrollo de la enfermedad alérgica respiratoria
La primavera es, para muchos, sinónimo de positivismo: las temperaturas cálidas favorecen la realización de actividades al aire libre, el aumento de la duración de las horas diurnas permite dilatar el tiempo dedicado al ocio y la explosión de color y de aromas en la naturaleza contribuye a mejorar el estado de ánimo. Sin embargo, también marca el inicio de la temporada de alergias al polen y de sus incómodos síntomas: estornudos, congestión nasal, tos seca, dificultad respiratoria, lagrimeo, enrojecimiento de los ojos, entre otros.
Esta reacción exagerada de nuestro sistema inmunitario contra las partículas microscópicas de gramíneas, árboles o malezas afecta cada año a un mayor número de población, tanto de países desarrollados como de aquellos en vías de desarrollo. ¿El motivo? Las investigaciones disponibles señalan que el aumento de la incidencia se debe a una combinación de factores: el cambio climático, una mayor contaminación del aire, los cambios en la dieta o la aparición de plantas invasoras en áreas geográficas de las que no son naturales.
Un factor recién descubierto
Sin embargo, parece haber un elemento que ha pasado desapercibido, pero que empieza a considerarse determinante en el desarrollo de las alergias respiratorias: la microbiota intestinal. Por este nombre se conoce al conjunto de microorganismos que habitan en el intestino humano, especialmente en el colon. Esta microbiota incluye una gran variedad de bacterias, hongos, virus y otros microbios que realizan funciones esenciales para la salud, como la fermentación de los alimentos no digeribles, la síntesis de vitaminas y la regulación del sistema inmunológico.
Se estima que en el intestino humano habitan alrededor de 100 billones de células microbianas, lo que es aproximadamente diez veces más que el número de células humanas en el cuerpo. La composición de la microbiota intestinal varía entre individuos y puede estar influenciada por factores como la dieta, la edad, el género, el uso de antibióticos y otros medicamentos, así como el entorno y el estilo de vida. La alteración de ésta, ya sea debido a un aumento en el número de microorganismos patógenos como a una disminución en la cantidad de los que son beneficiosos, condiciona cambios en la respuesta inmunológica que propician el desarrollo de enfermedad alérgica.
«En los últimos años, ha cobrado cada vez más relevancia el papel de las microbiotas y barreras intestinal y respiratoria como elementos imprescindibles en el desarrollo de estas alergias respiratorias. La evidencia apunta a que existe un eje intestino-pulmón en el que se da el fenómeno de que la microbiota intestinal condiciona a la respiratoria. También ocurre a la inversa, pero en menor medida. Existen múltiples estudios a nivel básico que demuestran que las alteraciones tanto de la microbiota intestinal como de la microbiota respiratoria condicionan y favorecen el desarrollo de enfermedad alérgica respiratoria», explica José Vigaray, jefe de la Unidad de Alergología del Hospital Beata María Ana de Madrid y director de Inmunomet.
Así, en el tratamiento de las alergias respiratorias se incluye la modulación de la microbiota y la permeabilidad intestinales como parte de la terapia más eficaz para estos pacientes. «La terapia que mejor funciona es aquella que combina todas las opciones de tratamiento disponibles: medicinas antiinflamatorias y sintomáticas; inmunoterapia específica con alergenos tras un diagnóstico alergológico de precisión; modulación de la microbiota y permeabilidad intestinales –tanto con la alimentación, teniendo en cuenta posibles intolerancias, como combinando los suplementos disponibles de forma personalizada– y la evitación de los alergenos responsables de la enfermedad con las medidas ambientales preventivas adecuadas», propone.
Reequilibrar la microbiota
El especialista segura que la disbiosis intestinal es uno de los factores más importantes en el incremento de la incidencia de las enfermedades alérgicas. Por ello, contrarrestar su progreso no solo pasa por reducirla, sino también por aumentar la tolerancia del paciente hacia el alérgeno. «Al mejorar la permeabilidad intestinal y la microbiota reducimos la respuesta inmunológica anómala que subyace detrás de la enfermedad alérgica ambiental, lo que permite revertir esa incidencia creciente y mejorar la calidad de vida de todos los alérgicos», explica el director de Inmunomet.
Para conseguir este reequilibrio, propone seguir unas pautas que incluyen una alimentación sana y equilibrada y el consumo adecuado de probióticos, prebióticos y, en algún caso, incluso, antibióticos.
«La microbiota intestinal puede ser modulada con la alimentación. También podemos reequilibrarla empleando suplementos probióticos, es decir microorganismos que tienen un efecto beneficioso demostrado, aunque hay que advertir que los probióticos deben ser utilizados con la máxima precisión teniendo en cuenta incluso cepas específicas para cada caso, siempre indicadas por médicos expertos en su prescripción», comenta. Y continúa: «Se ha observado que el empleo de probióticos en la mujer embarazada puede ser beneficioso para la microbiota de su futuro bebé. Precisamente, para este bebé, el primer y mejor probiótico será la leche materna, un alimento que tiene un efecto preventivo de cara a múltiples enfermedades y también hacia la disbiosis. La finalización de la lactancia es el momento para incluir en la alimentación el consumo de suplementos probióticos con indicación médica adecuados para la primera infancia».
Asimismo, el experto hace hincapié en que cada vez existe mayor evidencia clínica sobre el efecto beneficioso de los probióticos en el asma bronquial, sobre todo como terapia adyuvante de los tratamientos tradicionales. Con respecto a los antibióticos químicos o de origen natural, advierte que «deben ser empleados exclusivamente con prescripción médica; sobre todo, en el caso de sobrecrecimientos microbianos no deseables», apunta.
Trasplantes fecales
Una opción prometedora para modular la microbiota en un futuro muy próximo serán latransferencia de consorcios microbianos o de microbiota purificada completa a partir de donantes de heces sanos, e incluso de las heces del propio paciente, mejorando su microbiota en el laboratorio.
Hasta que esta opción sea una realidad, las recomendaciones que añade la ciencia en este cometido de reequilibrar la microbiota, pasan por: controlar del estrés, tener una buena higiene del sueño, hacer ejercicio físico, tener contacto con la naturaleza y realizar un consumo racional de medicamentos. Y es que, se ha demostrado que el abuso de los antibióticos es una de las principales causas de desequilibrios en la microbiota intestinal. Existen pruebas sólidas de que la toma de antibióticos por la madre durante el embarazo aumenta el riesgo de alergias en el recién nacido. Del mismo modo, la toma de antibióticos por el recién nacido durante el primer mes de vida también se ha vinculada al desarrollo a alergia a la leche de vaca.
Según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) las enfermedades alérgicas por pólenes afectan a más de ocho millones de personas en España, siete de los cuales son alérgicos a gramíneas. El polen de estas últimas, que incluyen la hierba, el trigo y el maíz, también es una de las causas más comunes de alergia al polen en todo el mundo. De hecho, los expertos consideran que las alergias son una epidemia mundial y un problema de salud pública.
Considerando las tendencias epidemiológicas, las predicciones de la Academia Europa de Alergología e Inmunología Clínica (EAACI) y de la American Academy of Asthma Allergy and Immunology (AAAAI) estiman que, en menos de 15 años, más de la mitad de la población mundial padecerá algún tipo de alergia.
Los científicos están observando que, aparte de las especies que tradicionalmente han causado alergias, están apareciendo nuevas plantas invasoras en hábitats seminaturales que las están causando. Es el caso de la ambrosia artemisiifolia, una planta invasora y exótica en Europa con un polen «altamente alergénico». Según las primeras estimaciones, la sensibilización a la ambrosía se duplicará con creces en Europa, pasando de 33 millones de personas en 2020 a 77 en 2060.
El cambio climático también ha contribuido al aumento de la prevalencia tanto de la rinitis alérgica como del asma. Asimismo, el aumento de las temperaturas está causando una mayor concentración de polen, un mayor tiempo de exposición y una mayor agresividad; es decir, las temporadas de polen empiezan antes, son más agresivas y duran más.
Además, los altos niveles de contaminación de las ciudades favorecen el fenómeno de inversión térmica, que impide a los pólenes abandonar la atmósfera e incrementa el tiempo de exposición a ellos.
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