El diésel, carburante que durante años ha encabezado la lista de los más utilizados por los españoles y muchos países europeos, parece estar llegando a su fin. Desde hace años, la eliminación de la contaminación derivada del uso de combustibles es una meta global para la Unión Europea. Y eso que los coches diésel que se fabrican a día de hoy, según el libro verde de diésel, emiten hasta un 30% menos de CO2 y un 85% menos de dióxido de nitrógeno que los turismos de hace 10 años.

Su desaparición no será inmediata debido al reto particular que supone por su dependencia histórica. En España, este tipo de carburante todavía representa el 60% de los vehículos en circulación, motivo por el que nuestro país va a un ritmo más lento que países vecinos como Alemania y Francia.

Cuándo dejará de venderse el diésel

La transición hacia una Europa con energías más limpias sitúa al diésel como uno de sus objetivos principales a remediar. Países como Francia se han mostrado tajantes con sus medidas. El país vecino ha prohibido ya la venta de este carburante en varias estaciones de París con la esperanza de que en 2030 no exista la circulación de estos vehículos.

Alemania, por su parte, ha propuesto la aplicación de impuestos adicionales para desincentivar su uso. Para lograr que sus ciudades se conviertan en espacios más sostenibles, ha promovido alternativas como los combustibles sintéticos.

A medida que las directivas europeas avanzan en sostenibilidad, España deberá adaptarse para cumplir con la reducción de emisiones. Este objetivo está estipulado para 2035 y establece que los vehículos nuevos que se vendan dentro de la Unión Europea deberán ser de muy bajas emisiones o eléctricos.

Bien es cierto que España aún no plantea una prohibición total de la venta de diésel a corto plazo, sin embargo, han ido apareciendo alternativas más sostenibles. Estaciones de servicio como Repsol o Cepsa han empezado a ofrecer biocombustibles. Estos aparecen como una opción transitoria para reducir las emisiones al ser producidos mediante recursos renovables.

Qué va a pasar con los coches de gasolina

La eliminación de las ayudas públicas a cualquier tipo de combustible con origen fósil como la gasolina y el diésel se producirá antes del año 2030. Una fecha que coincide con el fin de la comercialización en nuestro país de los vehículos con motor de combustión, fijada en un primer momento para el 2040 y adelantada por el Parlamento Europeo para el 2035.

Cabe destacar que esta fecha supondrá el fin de la comercialización, no de la desaparición de estos coches. Los vehículos con motores diésel y gasolina podrán seguir circulando hasta el año 2050. Eso sí, tendrán restricciones que impondrá la Unión Europea.

Qué ayudas da el Gobierno para comprarme un coche eléctrico

Las ayudas proporcionadas por el Gobierno de España -prolongadas hasta el 31 de diciembre de 2024- para la compra de vehículos eléctricos dependen del tipo de modelo y de sí, a la hora de comprar un nuevo vehículo eléctrico, optas por achatarrar tu vehículo antiguo de combustión.

El achatarramiento de vehículos antiguos “no solo es importante para reducir emisiones y mejorar la seguridad vial, sino también porque permite reforzar cadenas de valor en sectores como el aluminio, el acero, el cobre, ciertos metales preciosos, los plásticos, las gomas o los cauchos, contribuyendo a la economía circular."

El Plan MOVES III concede hasta 7.000 euros de ayuda en la compra de un turismo eléctrico que cueste menos de 45.000 euros sin IVA y entregando un vehículo de más de 7 años para achatarrar. Estas son las subvenciones para la compra de vehículos eléctricos con el Plan MOVES III:

• Coches eléctricos y de hidrógeno: 7.000€ con achatarramiento y 4.000€ sin achatarramiento.
• Coches enchufables con una autonomía de entre 30 y 90 km: 5.000€ con achatarramiento y 2.500€ sin achatarramiento.
• Furgonetas eléctricas: 9.000€ con achatarramiento y 7.000€ sin achatarramiento.
• Motocicletas de zero emisiones: 1.300€.

Sin embargo, muchos españoles hablan de las trabas que aparecen al intentar acceder a estas ayudas. Si se quiere incentivar la matriculación de coches eléctricos en España, se han de reducir las trabas administrativas, y si eso no es posible, automatizarlas al máximo, delegando ese trabajo en concesionarios, gestores o un número adecuado de funcionarios en relación a la carga de trabajo. Su concesión debería ser inmediata, porque es un factor decisivo para aquellos compradores que se podrían comprar el coche subvencionado, pero no si han de afrontar 7.000 euros adicionales.