Sucesos
“Vi cómo la Guardia Civil le pegaba tres tiros a Antonio Anglés”
Su hermano Roberto afirma que fue ejecutado delante suyo y enterrado debajo de un pino
El paradero de Antonio Anglés sigue siendo un misterio. el principal sospechoso de la muerte el 13 de noviembre de 1992 de Miriam, Toñi y Desiree, las tres niñas de 14 y 15 años de Alcàsser, caso que conmocionó al país y que a dia de hoy sigue sin resolverse.
Los investigadores están convencidos que Anglés viajó como polizón en un barco y una jueza ordenó el pasado mes de febrero la reapertura del caso, para poder interrogar al patrón de la embarcación en busca de alguna posible pista sobre el paradero del valenciano. Las pistas llevan a los investigadores hasta el puerto de Lisboa, donde Anglés pidió cobijo, embarcó y aprovechó para huir en una barca salvavidas.
Pero esa versión es la oficial y no tiene nada que ver con la que ofrece su hermano Roberto, que asegura que vio cómo la Guardia civil le pegaba tres tiros a su hermano y lo enterraba debajo de un pino. Roberto Anglés explica que esta versión la puso en conocimiento del juez pero que nadie le dio credibilidad a sus palabras. Asimismo, añadió que cuando regresó al lugar de los hechos para intentar recuperar el cuerpo de su hermano, se encontró que allí ya no estaba el pino y que en su lugar había una piscina. A pesar de ello, lamenta que se siga hablando de su hermano como un fugitivo, cuando según su versión está muerto, informa Antena 3.
Pero lo único que esta constatado es que Antonio Anglés y Miguel Ricart secuestraron, torturaron y violaron a las niñas el 13 de noviembre de 1992 y enterraron sus cuerpos en un camino rural. que fueron localizados el 27 de enero. Esa misma noche, la Guardia Civil detiene a Ricart, y Anglés logra fugarse de su casa de Catarroja descolgándose con unas sábanas desde un cuarto piso. Un taxista le ayuda a alejarse y pasa la noche en un antiguo corral de ganado de Alborache.
Dos días después, acude a una peluquería de Valencia y se tiñe el pelo. Un conocido entra en el local, se dice algo al oído y Anglés se marcha rápidamente. El 30 de enero lo pasa en una estación de tren abandonada en Vilamarxant y cuando llegan los agentes huye al monte. durante su huida, encuentra un chalet abandonado en Benaguasil, donde se oculta durante cuatro días.
El 10 de febrero obliga a punta de cuchillo a un agricultor a llevarle a Minglanilla, (Cuenca), donde roba la furgoneta al dueño de un restaurante pero poco puede hacer con ella porque fue encontrada a 7 kilómetros cuatro días después.
Estos dos asaltos ponen en alerta a la Guardia Civil, que realiza un gran despliegue en la zona para localizarlo, pero no lo logran. Anglés había logrado escapar y llegar a Madrid.
El 25 de febrero un hombre denuncia que Antonio Anglés le secuestra a punta de pistola en la plaza Tirso de Molina. Poco después un ganadero extremeño dice haber visto a anglés en Elvás, una localidad portuguesa cercana a Badajoz.
En marzo logra instalarse en casa de un pescador toxicómano en Cascais, a 30 kilómetros de Lisboa. Anglés le compra el pasaporte y su carné marítimo. Pero el pescador delata a Anglés, que logra huir antes de que llegue la Policía. En el puerto logra embarcarse como polizón en el “City of Plymouth”, que zarpó el 18 de marzo con destino a Liverpool. Pero el día 23 es descubierto y encerrado en un camarote hasta llegar a puerto. Sin embargo, Anglés logra escapar en un bote salvavidas pero es interceptado y devuelto al barco.
Un día después, el “City of Plymouth” entra en el puerto de Dublín pero ya no hay rastro de Anglés. Y ahí es donde se le pierde la pista.
Juicio por extorsión
Roberto y sus hermanos Carlos y Mauri están implicados en un caso de secuestro y extorsión al dueño de una gasolinera y socio de uno de ellos. Según la acusación le amenazaron con un arma. Roberto explicó es que no fueron ellos quién le amenazaron sino alguien a quien este socio debía dinero por quedarse con dos kilos de cocaína. Cuenta que han llegado a un acuerdo con el juez. Espejo Público ha podido determinar que el juicio se encuentra aplazado por el atasco que sufre la judicatura tras el parón por la crisis del covid.
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