Opinión
Sobre la salud mental
Creo que esta cápsula de bienestar aparente en la que transitamos los países desarrollados es tóxica
Me preocupa y me estremece. En el año que nos deja han aumentado de nuevo los problemas de salud mental. Las cifras de personas medicadas contra la depresión, la ansiedad, los ataques de pánico, los delirios persecutorios, los miedos irracionales… es alarmante. ¿Será que no vivimos en la mejor sociedad posible? Creo que esta cápsula de bienestar aparente en la que transitamos los países desarrollados es una cápsula tóxica. Y no solo por el aire y la tierra, también por el modo de vivir en el que seguimos inmersos.
El poderoso caballero continúa mandando fieramente en este mercadillo donde el trueque es tan material que lo más importante para la salud mental, cariño, escucha, compañía, cuidado… ha quedado relegado. Y no es porque no queramos o no sintamos su carencia, sino porque hay mucho agotamiento emocional,mucha carrera hacia ninguna parte, mucha falta de sentido en el camino, mucha superficialidad en los deseos.
A esto nos aboca el presente, un presente en el que, al ambiente político, la precariedad de la vivienda, el cambio climático, las desigualdades… añadimos las cada vez más insistentes amenazas. La saturación de información, las mentiras de internet, la venta de almas, la desconfianza a que nos ha llevado este mundo virtual es asimismo sombría para relacionarse con los desconocidos.
Hoy nos rodeamos de muchos, muchos desconocidos que aparecen en nuestra vida a través de las redes, de los mensajes virtuales, de la publicidad maquinal, y que, si no tienes un enorme cuidado, te engañan, te estafan, te mienten.
La inteligencia artificial ya es el colmo de la adulteración. ¿Eso es verdad o es inteligencia artificial?, nos preguntamos la gente corriente, asombrados ante la postración de los poderes al mundo sin personas.
Todo esto y mucho más es un factor social que afecta inexorablemente a nuestra mente, que convierte a las personas más sensibles en vulnerables, que llena las casas de gente triste o abandonada de cuidados. Porque para cuidar a otro hay que estar cuidado.
Decía el psicoanalista Erich Fromm que los niños necesitan la leche y la miel. Pero, ¿cuántas madres tienen miel? ¿Cuántos adultos poseen la fuerza para ayudar a los otros? Un número muy preocupante de personas cae en estados de oscuridad de ánimo. Y, si son conscientes, acuden a los médicos de cabecera que, con siete psicólogos por cada cien mil habitantes, no pueden más que extender una receta con un tranquilizante, un antidepresivo o cualquier compuesto que apoye un poco a sus apesadumbrados pacientes.
La salud mental es una asignatura pendiente de nuestros políticos y su inteligencia, una inteligencia cortoplacista y corto mental que no nos hace vislumbrar esperanza ni cambios en breve.
Aquí, en este suplemento, A TU SALUD, estamos para denunciarlo, para exigirlo, para contarlo.
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