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El rápido efecto rebote del "ayuno Buchinger" que ha hecho Tamara Falcó
Una nueva revisión bibliográfica determina que, aunque beber solo agua o líquidos durante varios días ayuda a perder peso, este se recupera con bastante rapidez y los beneficios metabólicos tampoco se mantienen.
El ayuno está de moda, en cualquiera de sus formas. Desde que Tamara Falcó anunciara que se iba a someter a un tratamiento de dos semanas en la clínica Buchinger Wilhelmi de Marbella para perder peso de cara a su inminente boda con Iñigo Onieva, las búsquedas sobre este centro y su método se han disparado. A grandes rasgos, el ayuno de agua o ayuno de Buchinger es un ayuno supervisado médicamente, popular en Europa y en el que la gente solo consume una pequeña cantidad de zumo y sopa al día.
Ayunar es tan antiguo como la propia humanidad y, además, es algo intrínseco al ser humano, ya que es lo que hacemos mientras dormimos. El "ayuno fisiológico" es el que hacemos a diario, en mayor o menor medida, tras permanecer sin comer durante la noche, entre 8 y 12 horas.
El resto de ayunos se catalogan como "voluntarios", y, dentro de ellos, el que más se ha estudiado es el "ayuno intermitente", que consiste en abstenerse total o parcialmente de comer durante un tiempo determinado (14/ 16 o 20 horas en el día sin comer) para, después, hacerlo de forma regular en las horas permitidas. Hay bastante evidencia científica de los beneficios de este sistema de ayuno que, además de ser muy eficaz en la pérdida de peso y de masa grasa, mejora la salud metabólica, la longevidad, la microbiota intestinal, frena el estrés oxidativo y hasta podría ayudar a limitar el crecimiento de las células cancerígenas, aunque este último está pendiente de confirmación mediante estudios.
Sin embargo, el ayuno de agua o ayuno de Buchinger es mucho menos conocido por el público general, en parte porque solo se recomienda hacer un máximo de cinco días y siempre bajo supervisión médica. Ante la avalancha de peticiones de opinión sobre el tema que recibía por parte de periodistas la profesora de kinesiología y nutrición de la Universidad de Illinois (Chicago, Estados Unidos), Krista Varady, decidió poner en marcha una investigación para conocer cuales eran los beneficios reales de esta práctica y cuanto se mantenían en el tiempo, informa Ep.
El trabajo que lideró, que publica este semana la revista científica 'Nutrition Reviews', consistió en una revisión bibliográfica de ocho investigaciones sobre el ayuno con agua. El equipo de Varady analizó los resultados de cada uno de esos estudios para ver qué efecto acumulaban sobre la pérdida de peso y otros factores metabólicos.
El peso se recupera a los tres meses
Respecto a la pérdida de peso, se demostró que el ayuno de agua era muy útil, pero solo a corto plazo. Las personas que ayunaron durante cinco días perdieron entre un 4 y un 6% de su peso; las que ayunaron entre siete y diez días, entre un 2 y un 10%, y las que ayunaron entre 15 y 20 días, entre un 7 y un 10%. Sin embargo, en tres meses recuperaron todo los que habían perdido. Además, los beneficios metabólicos, como la disminución de la presión arterial y la mejora del colesterol, desaparecieron poco después de terminar el ayuno, según los investigadores.
Sin embargo, no parece haber efectos adversos graves para quienes hacen un ayuno de agua o un tipo similar de ayuno en el que se consume un número muy pequeño de calorías al día. Los efectos secundarios más comunes de estos ayunos prolongados fueron similares a los del ayuno intermitente, según Varady, como dolores de cabeza, insomnio y hambre. En los estudios no se observaron efectos negativos graves, como acidosis metabólica o muerte.
"Mi conclusión general es que supongo que se podría intentar, pero parece mucho trabajo, y todos esos beneficios metabólicos desaparecen", apuntó Varady, quien también subrayó que "nadie debería emprender uno de estos ayunos durante más de cinco días sin supervisión médica.
El ayuno intermitente es mejor
Sí observó que los participantes en estos ayunos prolongados perdieron alrededor de dos tercios de su peso en masa magra y un tercio en masa grasa. Esto es lo contrario de lo que ocurre la mayoría de las veces durante la pérdida de peso, donde se pierde más grasa que músculo."Tiene sentido que estos ayunos extremos tengan este resultado, afirma, porque el cuerpo necesita un aporte constante de proteínas. Si no tiene eso, entonces recurre a los músculos", señaló.
La investigación de Varady sobre el ayuno intermitente se ha centrado en la eficacia de este régimen para perder peso, así como en cuestiones específicas, como si el ayuno intermitente afecta a la fertilidad, informa Ep. Varady sostiene que ella animaría a alguien con la esperanza de perder peso a probar el ayuno intermitente en lugar de un ayuno de agua, "porque hay muchos más datos para demostrar que puede ayudar con el control de peso".
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