Opinión

Poner cordura con las benzodiacepinas

«Los medicamentos para la salud mental no matan», insisten los profesionales

Un estudio alerta sobre los riesgos de acostarse tarde para la salud mental
Un estudio alerta sobre los riesgos de acostarse tarde para la salud mentalCanva

Los psiquiatras se enzarzaron en cierta polémica con la ministra Mónica García, tras las manifestaciones de la responsable de Sanidad contra el consumo de psicofármacos en España. «Los medicamentos para la salud mental no matan», le dijeron los colegiados, responsabilizándola por expandir un discurso alarmista de manera tan desmesurada como insensata. No les falta razón, pues los psicofármacos son necesarios para el abordaje médico de numerosos casos en los que se intenta recuperar la salud mental.

El problema de la ministra, como en tantas otras ocasiones, es de calibración del mensaje. No se debe responsabilizar sólo a los médicos por prescribir ansiolíticos. Si España tiene un problema con el excesivo consumo de benzodiacepinas, y lo tiene, tal vez es porque la Administración sanitaria ha pecado de laxitud. Los profesionales usan lo que las administraciones disponen. Cosa distinta es que se deba sensibilizar y alertar sobre el excesivo consumo de ansiolíticos en España, en particular diazepam (Valium), Trankimacin o lorazepam (Orfidal).

El uso de ansiolíticos e hipnóticos en España está disparado. Vamos a la cabeza de Europa, muy por delante de Bélgica y Portugal, los países situados detrás. Consumimos cien veces más benzodiacepinas que los alemanes. Se recetan, con frecuencia, para disminuir la excitación neuronal, por su efecto calmante, relajante muscular y antiepiléptico, siendo con frecuencia el insomnio la puerta de entrada. El problema, no siempre bien explicado, es la dependencia que generan. Tomados excepcionalmente, están bien, pero durante meses o años lleva a que pierdan su efecto beneficioso, y a que aparezca pérdida de memoria, confusión, falta de reflejos, etc. Abandonar el consumo es difícil sin tener que hacer frente a un cuadro de desintoxicación propio de las drogas. Hay que sensibilizar. Pero explicando y convenciendo, no alarmando, como a veces ocurre.