Opinión

Mónica García no debe seguir un segundo más en el cargo

La impresión es que hace justamente lo contrario de lo que predica

Mónica García en el pleno del Congreso de los Diputados
Mónica García, ministra de SanidadGonzalo PérezLa Razón

Mónica García no debería seguir un segundo más al frente del Ministerio de Sanidad. La estrambótica explicación que dio junto a Rita Maestre y Manuela Bergerot sobre el silencio que guardó la cúpula de Más Madrid ante las andanzas sexuales del que era portavoz del partido, el depredador Íñigo Errejón, no le ha hecho precisamente ganar puntos en el termómetro de la credibilidad, ya muy agotados en estos más de 11 meses que lleva como máxima autoridad sanitaria del conjunto del Estado, sino más bien, todo lo contrario.

Como ya pudo apreciarse con el polémico cobro del llamado Bono Social, la impresión que queda de la hoy todavía ministra, como de muchos de sus compañeros de filas, es que hace justamente lo contrario de lo que predica, y las palabras pronunciadas en la rueda de prensa de cierre de filas contra Errejón y contra la diputada autonómica Loreto Arenillas, que fue la primera que dio la voz de alerta en el partido, han contribuido a aumentar las dudas sobre su papel como presunta encubridora, algo que también sucede con la vicepresidenta Yolanda Díaz.

En la tarea de disipar esa sombra no le ayuda, desde luego, su papel como ministra. Ya ha transcurrido un año desde que PSOE y Sumar firmaran un acuerdo de investidura y ninguna de las medidas sanitarias que figuraban en el documento se ha puesto en práctica aún, mientras crecen y crecen los enfermos en espera de una operación y también lo hacen los tiempos que tardan los medicamentos más innovadores en llegar a los pacientes. A estas alturas, no se han fijado por ley tiempos máximos de espera para intervenciones, ni hay una Agencia de Salud Pública, cuatro años después del estallido de la pandemia. García no ha hecho nada de nada.