Salud
Un gran estudio confirma que se puede "morir de soledad"
El análisis incluye datos de mas de 2 millones de personas y muestra que el aislamiento social y el sentimiento de solitariedad acortan la vida
Se puede morir solo, ¿pero se puede morir de soledad? Parece que sí. Hace años, los investigadores y los estudios científicos comenzaron a establecer conexiones entre estar solo, tener pocas relaciones sociales y vivir menos. Ahora, una revisión sistemática de trabajos sobre el impacto de la soledad y el aislamiento social en la salud ha incluido 90 estudios realizados sobre el tema. Publicados entre 1986 y 2022, las investigaciones alcanzan una muestra de 2.205.199 personas, que han sido seguidas durante años o continúan siendo analizadas. Esta abundante muestra concede a la publicación una potencia estadística de gran envergadura.
El equipo de científicos que ha llevado a cabo este vasto metaanálisis procede de varias instituciones chinas, aunque el 90% de los estudios revisados se llevaron a cabo en países desarrollados; casi la mitad europeos. De los estudios, 29 se realizaron en Estados Unidos y 61 en otros países, como el Reino Unido, Japón y Finlandia. Las conclusiones se publicaron ayer en la revistaNature Human Behaviour y, según los científicos, los resultados sugieren que reducir el aislamiento social y la soledad podría contribuir a mejorar la salud y el bienestar de las personas.
El principal hallazgo del trabajo es que, de media, la soledad eleva el riesgo de morir por cualquier tipo de causa en un 14%. Esto sucedía tras haber aislado, en la mayoría de estudios, otras variables como el sexo, la edad, el nivel social y económico, la actividad física o condiciones previas como tabaquismo o diabetes. En el caso del aislamiento social, la cifra es todavía peor: el riesgo de mortalidad aumenta en un 32%.
Además, el estudio también señala que la soledad influye en una mayor mortalidad por cáncer y sugiere que los enfermos oncológicos evolucionan peor si sienten solos. A su vez, el aislamiento socialse vincula con un riesgo aumentado de mortalidad por enfermedades cardiovasculares.
Por sexos, la soledad afectaba de igual manera a hombres y mujeres. No obstante, la falta de conexiones personales agrava en cinco puntos la situación de los hombres con respecto a la de ellas. Todos los participantes tenían 18 años o más, y el 70% tenía 50 años o más.
En este nuevo trabajo, Maoqing Wang, Yashuang Zhao y sus equipos de la Universidad de Medicina de Harbin describen la soledad como un sentimiento subjetivo de angustia, que surge ante una discrepancia entre las relaciones sociales deseadas y las reales. Por otro lado, el aislamiento social sería la falta objetiva de relaciones personales, la ausencia o la presencia de una red social muy escueta, así como la falta de contacto social.
La investigación sugiere que el aislamiento social puede fomentar comportamientos poco saludables, como la desnutrición y la inactividad física. En estudios anteriores se ha asociado a una función inmunitaria más deficiente. Por su parte, la soledad se ha relacionado con trastornos del sueño y disfunciones inmunitarias.
Investigaciones anteriores, como la publicada en 2015 por el psicólogo y experto en soledad de la Universidad de Chicago, John Cacioppo, habían demostrado que el aislamiento social es un importante riesgo para la salud que puede incrementar en un 14% las posibilidades de muerte prematura. En su estudio, además, vinculó la actividad de los leucocitos (en concreto, el aumento en la expresión de genes implicados en la inflamación y en respuestas antivirales) con la soledad.
En esencia, en este nuevo trabajo, los autores descubrieron que tanto el aislamiento social como la soledad "se asociaban significativamente" con un mayor riesgo de mortalidad por todas las causas. A la luz de sus conclusiones, los autores piden estrategias e intervenciones para abordar el aislamiento social y la soledad.
"Una mayor atención al aislamiento social y la soledad puede ayudar a mejorar el bienestar de las personas y reducir el riesgo de mortalidad", resumen los autores en su estudio. No obstante, Wang y Zhao admiten que los resultados se ven limitados por los métodos de los 90 estudios incluidos, que utilizaron diferentes medidas de aislamiento social y soledad y que se llevaron a cabo principalmente en países de ingresos altos.