Preocupación

El 'chemsex', la peligrosa moda sexual que dispara las enfermedades de transmisión sexual en España

Las ETS aumentan en toda Europa y crece la "preocupación". Mientras, los expertos españoles advierten de que el "chemsex" es ya un problema de salud pública

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Aumentan las infecciones de transmisión sexual en Europa y Españalarazon

En los últimos años, el término chemsex ha ganado notoriedad en España, desde la juventud a la comunidad médica, hasta llegar al debates sobre la salud pública. Se trata de una moda sexual que dispara el riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual (ITS), como los médicos internistas han advertido en numerosas ocasiones. De hecho, en la actualidad, Europa asiste a un crecimiento sostenido de las enfermedades de transmisión sexual que ha hecho saltar las alarmas del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades.

La entidad, que publicó ayer su último Informe Epidemiológico Anual sobre el estado de las ITS en el continente, revela "un aumento preocupante en los casos de sífilis, gonorrea y clamidia". Esto, dicen con "preocupación", indica "una necesidad apremiante de mejorar la prevención". Entre las medidas a seguir, la comunidad médica apunta a la necesaria concienciación para frenar el chemsex, una práctica que cada vez gana más adeptos/as entre la juventud. ¿Pero qué significan este término?

El llamado chemsex es una práctica que combina el consumo de sustancias psicoactivas o drogas con encuentros sexuales. Por lo general, se pactan sesiones de sexo prolongadas que pueden alargarse por horas o incluso por días y que se realizan principalmente en grupos o en las que existen intercambios de parejas sexuales. Las redes sociales están propiciando un aumento del chemsex, según los expertos.

El propio Ministerio de Sanidad de España, a través del informe especializado sobre el chemsex en el país, ha sido una tendencia usualmente asociada a determinados sectores de la población, como el colectivo LGTBi. Pero, en los últimos meses, su impacto en la salud física y mental grupos sociales ha despertado una creciente preocupación entre los expertos debido al continuo aumento de casos de enfermedades de transmisión sexual (ETS ) provocadas por encuentros de este tipo.

Las infecciones de transmisión sexual que más aumentan en España son la gonorrea, la clamidia y la sífilis. En la última década, se ha detectado un incremento de la incidencia de todas ellas en hombres y en mujeres, muy especialmente tras la pandemia de la Covid-19. El chemsex también aumenta la exposición a infecciones de transmisión sexual como el VIH y la hepatitis C.

¿Qué es el chemsex y por qué preocupa a los expertos?

El chemsex, también conocido en la jerga popular como "colocón", "sesión", "vicio" o "chutes", implica el uso de drogas de diverso tipo como la mefedrona, el GHB/GBL, la cocaína, la viagra y la metanfetamina para intensificar y prolongar la actividad sexual. Aunque una vez comenzada la orgía, cualquier estupefaciente es válido, aumentando así con creces el riesgo para la salud por posibles incompatibilidades o intoxicación por sustancias. Todo ello con el objetivo de reducir las inhibiciones y aumentar la euforia, algo que puede generar incluso una falsa mayor sensación de placer.

El principal problema del chemsex es su asociación con dos comportamientos de riesgo: el sexo sin protección y el consumo descontrolado de drogas, lo que puede derivar en consecuencias graves tanto a nivel físico como psicológico, a corto o largo plazo. Uno de los primeros estudios que analizaron este tipo de prácticas adelantó que, cuando hay policonsumo de sustancias, existen 4 veces más posibilidades de participar en sesiones de sexo grupal y que la probabilidad de contraer ITS y VIH es 3 veces mayor.

Además, el uso prolongado de algunas de estas sustancias psicoactivas afecta directamente al sistema inmunológico, haciendo que el organismo sea más vulnerable a enfermedades.

La moda del chemsex en España

Tanto estudios especializados que brotan con más frecuencia dentro de la literatura científica, como el nacimiento de congresos enfocados en el tema como el European Chemsex Forum apuntan a señalar que esta creciente práctica tiene su causa en la proliferación de las aplicaciones de citas así como de la hipersexualización provocada por las redes sociales y el aumento drástico del consumo de pornografía.

Aunque todavía no hay una extensa documentación estadística y científica sobre la prevalencia del chemsex en España, sí que es cierto que cada vez hay más investigación sobre el tema a nivel global y todos los resultados apuntan a un exponencial crecimiento de estas prácticas.

El chemsex protagonizó una de las ponencias del 45º Congreso Nacional de Medicina Interna, que tuvo lugar en Las Palmas (Canarias), en octubre de 2024. En este espacio, el doctor Jorge Del Romero Guerrero, director médico del Centro Sanitario Sandoval perteneciente al Hospital Clínico de Madrid, evidenció el aumento de ITS en España, en consonancia con esta práctica.

"Nuestra experiencia en el Centro Sandoval, en Madrid, muestra que, en la actualidad, la mefedrona es la sustancia más prevalente, seguida del GHB y el popper. Además, se detecta un aumento del consumo intravenoso de drogas (especialmente mefedrona y metanfetamina), fenómeno conocido como 'slam0. En Sandoval, la prevalencia del slam ha aumentado significativamente en los últimos años", afirmó.

Además, en España se llevó a cabo el estudioAproximación al chem-sex en España 2021, un trabajo que define el perfil del participante: hombre de 35 a 44 años de media, con estudios superiores, y activo laboralmente. La mayoría entablaron contacto mediante app de citas, amigos, discoteca o sauna y portales de contactos (por este orden de preferencia). En estas redes sociales y aplicaciones de citas, los grupos de participantes utilizan una especie de lenguaje encriptado mediante emoticonos o acrónimos para concretar las sesiones.

El 94% es homosexual, el 5,7% bisexual, solo el 42% tenía pareja estable y el 65,7% estaba en relación abierta. Las comunidades donde más sucedían estos encuentros eran Madrid y Barcelona (entre los dos casi el 90%), por mucha diferencia a la tercera; Valencia (sobre el 3%). Las diferentes motivaciones de los participantes pasaban por la siguiente relación: para hacer el sexo más placentero, para sentir más confianza durante el sexo, para tener más aguante físico y sesiones más largas, facilitar prácticas que de otro modo podrían ser dolorosas y/o "para no sentirme solo".

¿Cómo evitar que los jóvenes se inicien en esta práctica?

La prevención del chemsex requiere un enfoque multidisciplinario que incluya educación, concienciación y acceso a recursos de apoyo, todo ello frente a un entorno digital que sobreestimula nuestro cerebro mediante la hipersexualización y la presencia de contenido pornográfico múltiples redes. Algunas estrategias clave en materia de prevención incluyen:

  • Educación sexual integral: Informar a los jóvenes sobre los riesgos del chemsex y fomentar relaciones saludables basadas en el consentimiento y el respeto mutuo.
  • Programas de reducción de daños: En lugar de una prohibición tajante, es fundamental ofrecer alternativas seguras para minimizar los riesgos asociados al consumo de drogas.
  • Espacios de diálogo y apoyo psicológico: Crear entornos donde los jóvenes puedan hablar abiertamente sobre sus dudas y preocupaciones sin temor a ser juzgados.
  • El papel de las nuevas tecnologías y el consumo de pornografía en la salud sexual y mental, que han cambiado drásticamente los hábitos sexuales de la población, especialmente en los más jóvenes.

Desde Apoyo Positivo e Imagina Más, entidades que realizaron el último estudio de acercamiento al chemsex en España, señalan que esta práctica se ha convertido en un problema de salud pública que necesita ser abordado desde el acompañamiento a participantes y con una continua difusión de información.

«La intervención debería focalizarse en proporcionar información y conocimientos para la prevención de ITS y otras complicaciones para la salud física y psicológica, además de promover un abordaje centrado en las necesidades de quienes hacen chemsex, como la abstinencia y la minimización de riesgos y daños», se señala en la conclusión de la investigación.