Aumento de casos
Ante el boom de tosferina, ¿hay que añadir vacunas de refuerzo?
Los pediatras reiteran la necesidad de inyectar una dosis a los 12 años. ¿Qué hacen otros países europeos?
La tosferina es altamente contagiosa y puede ser peligrosa, sobre todo para los recién nacidos. Pero pese a todos los esfuerzos en la vacunación (la única manera de frenar los casos es por esta vía), los casos están al alza en nuestro país y fuera de nuestras fronteras. Desde enero de 2023 y hasta abril de 2024, los países de la UE han notificado casi 60.000 casos (más de 25.000 en 2023 y de 32.000 entre enero y marzo de 2024). Es decir, los casos que había en 2021 y 2022 se han multiplicado por 10, como alerta el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) en su último informe. En él se recoge que en nuestro país, los lactantes tuvieron la mayor incidencia en 2023, pero a principios de 2024 los niños de 10 a 14 años fueron los que registraron la mayor incidencia.
Según el informe de la situación de la tosferina en España, publicado en abril por el Centro Nacional de Epidemiología, en lo que va de 2024 se han registrado 9.785 casos (y cuatro muertes: dos lactantes y dos ancianos), lo que supone un aumento del 252% frente a 2023, año en el que se notificaron 2.780 casos (una muerte).
La tosferina causa epidemias incluso en los países con una alta tasa de vacunación. Por eso, el ECDC ha instado a las autoridades sanitarias a reforzar los programas de vacunación para lograr una cobertura adecuada de la población infantil, lo que pasa por completar a tiempo la inmunización primaria y suministrar también las dosis de refuerzo conforme a los calendarios de vacunación nacionales.
Ahora bien, las recomendaciones para una dosis de refuerzo para adolescentes y adultos varían entre países. Así, mientras que Croacia, Dinamarca, Malta, Países Bajos, Portugal y España no se contempla inyectar una dosis de refuerzo en adolescentes, el resto de países lo aconsejan para adolescentes (10-16 años).
Además, 14 países recomiendan una dosis de refuerzo a los adultos. En concreto, Austria, Bélgica, Chipre, Grecia, Italia, Luxemburgo, Noruega y Polonia recomiendan una dosis de refuerzo para adultos cada 10 años. En Francia, en cambio, se recomienda una dosis para personas de 25 a 39 años, seguida de una dosis de refuerzo cada 10 años. En Liechtenstein y Finlandia, se recomienda la dosis de refuerzo para adultos a los 25 años. En República Checa y Alemania se recomienda una dosis de refuerzo en la edad adulta.
Ante estas recomendaciones tan dispares, ¿son suficientes las recomendaciones del programa de vacunación actuales en España? Para Javier Álvarez Aldeán, pediatra y miembro del Comité de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP), «sustancialmente España no debería cambiar las recomendaciones actuales, aunque en parte sí. Es decir, no porque las recomendaciones actuales protegen a los más vulnerables al vacunarse a embarazadas y a los 2, 4 y 11 meses y 6 años. Ahora bien, la AEP lleva años reclamando la inclusión de una dosis de refuerzo en la preadolescencia, ya que el 40% de los casos se dan en niños adolescentes». Y a ser posible «a los 12 años», porque como explica el pediatra, es cuando se les vacuna también del virus del papiloma humano (VPH) y de la trevalente frente al meningococo.
Las vacunas que se usan en España desde 2007 para prevenir la tosferina suelen inocularse de los dos meses de edad a los 6 años en cuatro dosis. La vacuna es inmunógena y efectiva, pero su protección decae notablemente en un plazo de 5 a 10 años y no actúa sobre la colonización nasofaríngea.
Preguntado si sería recomendable también en adultos, explica que «en EE UU, por ejemplo, se recomienda al menos una dosis en la edad adulta, pero eso no se ha planteado aún en España».
Para Jaime Pérez, presidente de la Asociación Española de Vacunología, no sería necesario cambiar las recomendaciones de vacunación actuales frente a la tosferina ni en menores ni en adultos, ya que «en todos los países ha subido la incidencia de forma notable y tremenda y no depende tanto del programa de vacunación que se tenga». «No hay ningún país europeo que no haya registrado un aumento de casos», incide este experto para quien vacunar cada cinco o diez años no es factible, porque, siendo realistas, no se va a hacer, y para quien poner un único refuerzo (el quinto) (en adultos o adolescentes) «no sirve para nada».
Sobre la posibilidad de que el problema esté en la vacuna en sí, para el presidente de la Asociación Española de Vacunología, «se necesita una vacuna de la tosferina mejor que la actual, que no evita los brotes ni las epidemias».
En este sentido, cabe recordar que las vacunas acelulares, a diferencia de las primeras que se autorizaron, que fueron las de célula entera, solo previenen la enfermedad y no la infección, por lo que son menos efectivas pero tienen menos casos de reacción adversa.
Ahora bien, «no se puede desandar ese paso», añade Aldeán, que explica que «hay en investigación otras vacunas que parece que a medio-largo plazo serán mejores, pero están aún en investigación».
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