Documento de consenso

Residencias de mayores: sin escudo sanitario frente a infecciones

Una veintena de expertos solicita un plan de prevención en estos centros con medidas concretas para llevarlo a cabo

La pandemia ha puesto de manifiesto las carencias sanitarias de las residencias de mayores
La pandemia ha puesto de manifiesto las carencias sanitarias de las residencias de mayoresThierry Roge/BELGA/dpaThierry Roge/BELGA/dpa

Si de algo debería servir la pandemia es para aprender de los errores cometidos. La covid puso en el foco las debilidades de las residencias que necesitan ser «rediseñadas» por el bien de nuestros mayores. En este sentido, resulta crucial que se implante en ellas un plan para la prevención de las infecciones. Así lo demandan 23 expertos en «El control de la infección en residencias de ancianos: un documento de reflexión», publicado por La Fundación Ciencias de la Salud.

Y no es para menos, ya que no sólo las enfermedades infecciosas son una causa importante de morbimortalidad entre los ancianos, sino que en las residencias la prevalencia es elevada, por lo que no se entiende que no exista ningún programa regional ni nacional sobre la prevención de la infección nosocomial (adquirida durante el tiempo en el que el individuo está ingresado en estos centros).

En concreto, y pese a que son pocos los estudios disponibles al respecto, «la infección es causa directa de la muerte de al menos un 8 a un 12% de los ancianos», como recoge este documento, en el que se recuerda que «la neumonía y la sepsis de origen urinario están a la cabeza de esas causas».

Las residencias cuentan con menos medios que los hospitales para la prevención de infecciones, por eso este documento en el que han participado médicos, geriatras, doctores en Farmacia, especialistas en Neumología... puede servir de ayuda como escudo ante ellas y sentar las bases para un futuro plan que proteja a la población que vive en las residencias; una estrategia que debería ser de obligado cumplimiento en todos estos centros e ir acompañada de un programa de formación al respecto para los profesionales sociosanitarios, un sistema de vigilancia y registro de la infección y en el que deberían colaborar los servicios hospitalarios de referencia.

Sin olvidar una adecuada política del uso de antibióticos, ya que entre el 40 y el 75% de los recetados en los hogares de ancianos pueden ser innecesarios o inapropiados, tal y como han demostrado estudios previos.

Por ello, y para garantizar el control de las infecciones, los expertos consideran crucial que se nombre a un responsable en las residencias que garantice el cumplimiento de medidas para prevenir las infecciones. «Debe ser un médico, si existe, o una enfermera», precisa el documento.

En cuanto a las medidas que debería controlar que se llevan a cabo, lo primero es hacer una valoración de los riesgos al ingreso en la que se tenga en cuenta el estado de vacunación del mayor frente a la gripe, al SARS-CoV-2, al tétanos y tosferina, etc., así como saber a qué países ha viajado el residente. Además, «se debe alcanzar una cobertura anual mínima de vacunación frente a la gripe superior al 75% tanto en mayores como en personas del centro».

Frente a las infecciones urinarias, la más frecuente en los centros de cuidados de larga duración –de hecho supone entre el 30 y el 40% de las infecciones asociadas a cuidados sanitarios–, se debe sólo tratar las infecciones sintomáticas, así como minimizar siempre que se pueda el uso de catéteres y fomentar la higiene perineal. Además, se debe mejorar la hidratación y evitar la retención de las necesidades básicas, así como el sedentarismo.

Valoración al ingresar en una residencia de mayores
Valoración al ingresar en una residencia de mayoresTania Nieto

Respecto a las infecciones respiratorias, los expertos recomiendan controlar la calidad del aire en el interior de las instalaciones; es decir, la concentración de partículas y gases contaminantes. De hecho, «se necesita una legislación» al respecto, inciden los autores del documento. Y prevenir dichas infecciones mediante vacunas para reducir las infecciones causadas tanto por virus como por bacterias.

En cuanto a las diferentes afecciones a la piel y a las partes blandas que sufren los mayores, cuyo principal problema en la piel es la sequedad –afecta al 80% de las personas de más de 75 años–, es necesario el aseo frecuente; clasificar a los residentes según el riesgo que tengan de padecer úlcera por presión, y en el caso de los mayores diabéticos tener en cuenta que el mal control glicémico aumenta la incidencia de esta infección. Unas medidas que permitirían a su vez reducir el consumo de antibióticos, ya que el 10% de los mayores que los toman en las residencias lo hacen por una infección de piel o de los tejidos blandos ya sea por una causa viral, bacteriana, micótica o parasitaria.

En este sentido, los expertos recuerdan quelas bacterias multi-resistentes a los antibióticos tiene graves y mortales consecuencias. Por ello, es necesario establecer un programa de política antibiótica pilotado por un médico o farmacéutico con formación específica.

Frente al SARS-CoV-2, los expertos ponen el foco en que se estudie la evolución de los porcentajes de residentes y de la plantilla vacunados, así como que se registren los casos nuevos detectados diferenciando entre vacunados y no vacunados.

En cuanto a la neumonía y la gripe, el documento recomienda empezar un tratamiento con antibióticos antes de que transcurran ocho horas tras el diagnóstico, y cambiar a tratamiento oral si el mayor cumple con los criterios de estabilidad clínica.

También se aconseja analizar la incidencia y evolución de las infecciones gastrointestinales, así como el consumo de antimicrobianos, ya que por ejemplo las infecciones por Clostridioides difficile (una bacteria que causa diarrea severa) «son con frecuencia la consecuencia del uso intempestivo de antibióticos».

Minimizar el riesgo en residencias
Minimizar el riesgo en residenciasTania Nieto

Por último, es importante hacer un «check list» diario en el que se debería comprobar que hay geles hidroalcohólicos (y que funcionan), si el paciente tiene úlceras por presión, si se le están administrando antimicrobianos en las últimas 24 horas, etc. En definitiva, todo un conjunto de medidas para prevenir las infecciones, detectarlas y saber cómo actuar para evitar y reducir muertes.

¿Y en casa?

El documento también recoge qué hacer en el caso de los mayores que residen en su domicilio frente a las infecciones. Así, los expertos coinciden en que «son también necesarios programas de prevención que deben ser coordinados por Atención Primaria e incluir programas de vacunación, de prevención de los síndromes infecciosos más frecuentes en los ancianos, de la adquisición de infección desde personas más jóvenes del entorno familiar y finalmente desarrollar programas para la racionalización del uso de antibióticos en el domicilio».

Es decir, aplicar toda una serie de medidas que permitirían evolucionar a un sistema que elimine todas las barreras entre el domicilio del paciente y el Sistema Nacional de Salud (SNS), potenciando el uso de las nuevas tecnologías.