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Pediatría

¿Qué implica para la salud ser un bebé prematuro?

Uno de cada trece recién nacidos en España es prematuro, una de las tasas más altas de Europa

Hoy, 17 de noviembre, es el Día Mundial del Niño Prematuro larazonlarazon.es

Hoy, 17 de noviembre, es el Día Mundial del Niño Prematuro, una condición que afecta a aquellos bebés que llegan al mundo antes de la semana 37 de gestación, una situación que suele darse en uno de cada trece recién nacidos, lo que sitúa a España entre los países de Europa con mayor tasa de bebés prematuros, según datos de la Asociación de Padres de Niños Prematuros.

La preocupación y la incertidumbre suele angustiar a los padres que ven llegar a su hijo antes de tiempo. Sin embargo, “la implantación progresiva de cuidados centrados en su desarrollo, el contacto piel con piel, los criterios de manipulación mínima y la adecuación del bebé a entornos de niveles mínimos de luz y ruido; todo ello unido a una tecnificación notable y a la especialización de las unidades de cuidados intensivos neonatales, ha logrado elevar la supervivencia de los bebes extremadamente prematuros al 80%”, afirma el Dr. Salvador Martínez Arenas, responsable junto con el Dr. Javier Miranda del servicio de pediatría y UCIs neonatales en los hospitales Vithas Valencia 9 de Octubre y Vithas Castellón.

¿Qué riesgos tiene un niño prematuro?

Los riesgos para la salud de un bebé prematuro son proporcionales a su peso y semanas de nacimiento. Los principales problemas en la fase aguda de la prematuridad son “la inmadurez respiratoria, las infecciones y la inestabilidad hemodinámica”, detalla el Dr. Javier Miranda. Estas complicaciones pueden derivar, a largo plazo, en daño pulmonar y secuelas neurológicas como consecuencia de la interrupción del desarrollo en fases iniciales de la gestación. La acción inmediata desde las unidades de cuidados intensivos (UCIs) neonatales tras el nacimiento es crucial para el control de esas posibles secuelas.

Uno de los avances más importantes, por el alcance de sus beneficios, ha sido la aplicación de sistemas de ventilación no invasivos. También la administración precoz de surfactante, que ha permitido reducir la ventilación mecánica invasiva de los pequeños. O la administración también precoz de cafeína, que ha demostrado su eficacia en la prevención de afecciones como la retinopatía y acorta el tiempo que los prematuros necesitan asistencia con respirador. “El tratamiento con surfactantes y cafeína ha logrado reducir considerablemente la morbilidad respiratoria en recién nacidos prematuros”, asegura el Dr. Martínez Arenas.

Nutrición personalizada

El mejor alimento para un bebé y también para los prematuros es la leche materna de la propia madre o, en su defecto, de un banco si la de la propia madre no está disponible o es insuficiente. “Hoy sabemos que cada madre tiene la leche óptima para su bebé en cada momento ya que la composición de los nutrientes de la leche materna va adaptándose a cada etapa del lactante. Lo que ocurre es que el prematuro tiene unas necesidades nutricionales elevadas y, en ocasiones, la composición de la leche materna o de banco, no le aporta todos los nutrientes que necesitaría para su correcto desarrollo y crecimiento”, expone el doctor Manuel Sánchez Luna, jefe del Servicio de Neonatología del Hospital Gregorio Marañón y co-investigador del estudio Preemie, un análisis clínico único en Europa que tiene la voluntad de mejorar el tratamiento nutricional que reciben estos pequeños porque será clave para garantizar su correcto desarrollo y crecimiento.

Por este motivo, la leche materna o de banco necesita ser fortificada, es decir, enriquecida con macro y micronutrientes. Hasta el momento, la nutrición que se ofrecía a estos bebés era estándar para todos los lactantes prematuros. Sin embargo, no todos los prematuros son iguales y los expertos han detectado que, depende del grado de prematuridad, el aporte de proteínas generalizado puede ser insuficiente o excesivo. Ahora, por primera vez, los bebés prematuros que participan en este estudio clínico, liderado por el Hospital Gregorio Marañón, y que cuenta con la colaboración de Nestlé, están recibiendo un tratamiento nutricional personalizado en función de la semana de gestación en la que han nacido y del momento de la lactancia en el que se encuentran. El objetivo es analizar y conocer los beneficios de un aporte de proteínas específico para cada caso haciendo especial hincapié en aquellos prematuros con un peso más bajo (menos 1.000 gramos)

“Estamos muy contentos de sumar esfuerzos y colaborar con un equipo médico de referencia en España en este estudio. Para nosotros, la alimentación infantil está en nuestro ADN desde hace más de 150 años. Desde entonces, apostamos de forma constante por la investigación con el propósito de desarrollar todo el poder de la alimentación para mejorar la calidad de vida de las personas y, en esta ocasión, especialmente de estos pequeños valientes”, destaca Fernando Carvalho, director de Nutrición Infantil de Nestlé España.

De momento, el estudio ha comenzado con el seguimiento de una veintena de casos y aspira a llegar a cerca de 90 pequeños con la intención de tener resultados concluyentes a finales de 2021.

Control de la función cerebral

Más allá de la importancia de la alimentación y de la función respiratoria de estos bebés, cobra también relevancia el control hemodinámico de la presión arterial y las medidas de monitorización no invasiva de la oxigenación cerebral. “En las UCIs neonatales controlamos la función cerebral mediante elecroencefalografía de amplitud que, además de centrarse en el sistema cerebral, nos desvela información que nos permite actuar en otras complicaciones asociadas a la prematuridad”, detallan los especialistas del Vithas.

Si bien la atención inmediata al recién nacido es vital, el seguimiento de su desarrollo también resulta fundamental para detectar posibles alteraciones y tratarlas precozmente. En este sentido, hay que hacer hincapié en la importancia de establecer una agenda de seguimiento del pequeño que concrete e incluya cita con la consultas de: neurodesarrollo, neuropediatría, neumología pediátrica, oftalmología, rehabilitación y fisioterapia, y si es necesario se complementa con especialidades como la cardiología pediátrica o nutrición y digestivo.