Algete
Un crimen a punto de prescribir
Eva Blanco fue asesinada en la madrugada del 19 de abril de 1997. Tenía 17 años. Estudiaba primero de BUP en el instituto Gustavo Adolfo Bécquer y era la mayor de tres hermanos. Salió de su casa de Algete a las siete de la tarde con dos amigas. Después de pasar la tarde con las amigas en una discoteca, regresaba a casa acompañada de una de sus amigas, que la dejó a menos de un kilómetro de su casa. Era cerca de la medianoche del primer día que sus padres la dejaban volver tarde, pero no nunca llegó. Los padres comenzaron a preocuparse a la 01:30 horas porque tenía que llegar a las 00:00 horas y Eva era muy puntual.
A las 02:30 horas comenzó la búsqueda de la menor. Vecinos, amigos y agentes de la policía se movilizaron para intentar localizarla en el municipio. Después de rastrear el pueblo, se dirigen a Fuente del Saz y la familia decide pedir ayuda a través de los medios de comunicación.
Su cuerpo fue encontrado en una cuneta a 7 kilómetros de su casa, entre los municipios de Cobeña y Belvis del Jarama. La familia recibió la fatal noticia pasadas las tres de la tarde. El cuerpo apareció perfectamente vestido, rodeado de huellas de pisadas del presunto asesino. La joven tenía 20 cuchilladas con una navaja de 8 a 10 centímetros y los investigadores encontraron restos de semen en su ropa interior.
No hay pruebas, la lluvia pudo eliminar las pocas evidencias del lugar del crimen. La autopsia indicó que la menor murió entre las 03:00 y las 06:00 horas y la causa de la muerte fue la laceración del hígado debido a una de las puñaladas. Además presentaba signos de haber mantenido relaciones sexuales.
Las primeras hipótesis barajaban la posibilidad de que al regresar a casa se encontrara con alguien conocido, se subiera al coche y se desplazaran a un lugar apartado para mantener relaciones sexuales. Después, algo pasó entre ellos y comenzó en una fuerte discusión que acabó con la joven muerta. La primera de las puñaladas y la que pudo ser la responsable de la muerte pudo producirse en el coche. Después, el autor se desplazó para abandonar el cuerpo en una cuneta. Los sorprendente es que el cuerpo apareció perfectamente vestido y sin huellas de ningún tipo.
Ocho meses después, su madre Olga Puig, encontró escondidos unos diarios personales que nadie sabía que existían y que relataban sus vivencias personales durante los cursos del 95-96 y del 96-97. Las páginas describen la vida de una adolescente normal, en la que figuran sus amigos y su novio, al que dedica sus últimas palabras.
Dos años después de su muerte, el alcalde de Algete publicó un bando en el que pedía a los vecinos que se hicieran una prueba de ADN para dar con el autor del crimen. Más de 2.000 personas se apuntaron a la iniciativa, pero un juzgado lo impidió. El coste de realizar las pruebas ascendería a 600.000 euros. Los datos de las 2.000 personas se guardaron y no fue hasta 2013 cuando el juzgado autorizó a su análisis.
En 2001, 45 personas se hicieron la prueba de ADN. Entre ellos familiares y delincuentes de los alrededores de Algete. Ninguna coincidía con la encontrada en el cuerpo. El caso ha sido estudiado a nivel nacional e internacional, con colaboraciones incluso del FBI.
La detención se ha producido dos años antes de que el crimen prescribiera y las investigaciones recibieron un fuerte impulso hace dos años. Después iniciar hasta 100 líneas de investigación distintas, se centraron en una. A partor del testimonio de una testigo, contrastada por otras informaciones recabadas en 1997 comenzó a buscarse al dueño de un vehículo de la marca Renault modelo 18 de color blanco. Los datos aportados por esta testigo sirvieron para elaborar un retrato robot sobre una persona avistada el día del suceso en las proximidades de la zona donde fue localizado el cuerpo sin vida de la menor de Algete. Sus características eran las de un varón entre 35-40 años en el año 1997 (el detenido este jueves tenía entonces 34 años), entre 1,70
y 1,80 metros de altura, complexión gruesa, entre 75 y 80 kilogramos de peso y pelo castaño, corto y de punta en la parte superior. También señala que tenía cara cuadrada y curtida, con ojos negros y hundidos. Fue visto vistiendo camisa blanca, y jersey cuello de pico.
La Guardia Civil difundió el retrato robot del posible responsable del crimen en octubre de 2013. Se trataba de un hombre de unos 35 años y de complexión fuerte. Las técnicas policiales han cambiado mucho desde el año 1997, pero la clave volvía a estar en el ADN. La línea de investigación que finalmente ha resultado definitiva centró la investigación en un entorno de personas muy concreto y que finalmente, tras múltiples y laboriosas gestiones, permitieron centrarse en el presunto autor, un varón residente en la localidad francesa de Pierrefontaine Les Varans, y que salió de España país en el año 1999. Para ello fue clave el trabajo en genética forense sobre estudios de ADN efectuados por el Instituto de Ciencias Forenses de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela y del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil.
Quizás eso haya servido para identificar a 34100, un número en clave que podría ocultar un nombre, el del asesino. Eva escribió en su diario más de 200 veces el mensaje "Eva y 34100", tal y como había hecho anteriormente con "Eva y Miguel". Miguel estaba identificado, pero nadie conocía la existencia de otra persona en la vida de la joven. La Policía ya tiene todas las claves y pidió la colaboración de a la Gendarmería francesa, que ha finalizado con la detención del presunto asesino poco después de las dos de la tarde de hoy.