«Así que te llamas Ulises... ¡Eres el primero que conocemos!», exclama Alex Kapranos en un hotel del centro de Madrid. «Genial!... porque conocemos a muchas Eleanor, Jacqueline, Katherine, Michael...», dice el líder de Franz Ferdinand enumerando los nombres propios a los que la banda ha dedicado una canción, incluido el de «Ulysses». En su nuevo disco, «Right Thoughts, Right Words, Right Action» (Domino / Pias) que sale a la venta el 26 de agosto, la banda de Glasgow ha roto la tradición de incluir un título con un nombre, pero mantienen la esencia de su sonido: entre una marcha militar y el pop más vacilón y hedonista. La banda presenta su nuevo trabajo en el festival Dcode el 14 de septiembre, su única fecha en la Península (estarán el 10 y el 11 en Mallorca e Ibiza) este año.

«Hace falta mucho esfuerzo para hacer algo sin esfuerzo, creo que me entiendes...», dice Kapranos, con una camisa naranja de muy buen humor en una intensa mañana de promoción. A su lado, repantingado en una butaca, y sin dejar de mirar al infinito de la Gran Vía, Bob Hardy, el bajista del grupo, señala con un acento escocés endemoniado que «cuando te has dedicado a hacer algo con pasión y además se convierte en tu modo de vida, es importante dejar respirar tu arte, conseguir que tenga un "feeling'' natural». El anterior disco, «Tonight», giraba en torno a un concepto: una noche de fiesta y sus concecuencias. Era un disco para la pista de baile y tuvo una excelente recepción. «Y también una gira de 36 meses. Llegó un momento que ya no sabía si estaba en Franz Ferdinand por elección propia. Para mí, lo más importante de estar en una banda es hacer música sin pretender grabarla. Dejar salir lo que llevas dentro», asegura Hardy. «Ha sido muy importante volver a disfrutar de nuestra compañía mutua. Si eres feliz hablando con tus amigos en la banda, surgen las buenas ideas, y si surgen las buenas ideas, ahí están los temazos. Y será fácil tocarlos. Parece una puta obviedad, pero créeme que no es tan fácil, joder, la mayor parte de las bandas no son capaces de conseguir llevarse bien», remarca Kapranos, que confiesa que consiguieron poner de los nervios a su manager y a su sello con la tardanza en dar detalles del punto de cocción del disco: «Les queremos a ambos, pero tienen que quedarse al otro lado de la puerta. La verdad es que hubo un momento en que ni siquiera sabíamos si íbamos a terminarlo», dice Kapranos, que continúa en un tono existencialista: «A veces te sientes obligado porque la gente quiere más; es un poco perverso».

«Somos unas urracas líricas»

Y no es existencialismo precisamente lo que mueve el single del álbum, «Right Action», sino una especie de teoría budista. «Lo has pillado. Es parte del sendero que conduce al nirvana. De ahí lo sacamos, no es que seamos unos expertos en la materia. Somos unas urracas líricas, robamos de los maestros (risas)», apunta. Es posible que cada vez hablen de temas más serios en sus letras. «Es cierto que en el álbum se filtra nuestro propio conflicto y nuestra energía interna, que nunca podemos suprimir, y ese cuestionamiento lógico e intelectual que está en lucha permanente con nuestra urgencia espiritual», afirma de corrido, como si lo tuviera ensayado. Y continúa: «Así que la mortalidad y las respuestas lógicas que buscamos nos mueven constantemente, aunque sabemos que esa búsqueda tendrá un fin. Pero claro, también hay una parte de nosotros que ama creer en algo que nos pueda dar una respuesta». En todo caso, en el disco no hay una unidad temática ni musical clara. «Hemos tomado cada canción como una línea de trabajo. Y muchas veces le dábamos al mismo tema cinco o seis envoltorios diferentes». ¿Será que ya no les importa que la gente baile? «De ninguna manera. Lo que pasa es que el baile es una pequeña parte del conjunto, y me gusta la idea de que la gente se enfrente al disco con una sensación de sorpresa. Que esperen un disco con energía de club y se encuentren otra cosa en la que haya partes que cumplan sus expectativas pero no del todo», explica. Kapranos conoció a sus compañeros de banda en la escuela de arte de Glasgow y es capaz de explicar cada uno de los temas. De «Treason! Animals» dice: «Tenía esa idea en mi mente, el aislamiento en el bosque. Me encanta estar solo, y darme a mí mismo un lugar para pensar en mi situación en el mundo. Cuando te aíslas, creas tus propios parámetros de la realidad, y si clamas que eres el rey de los animales, nadie está ahí para negarlo».