América Latina
El legado oscuro del exdictador Alberto Fujimori
El gobierno de Perú declara duelo nacional por la muerte de Alberto Fujimori Fujimori, una medida criticada por la oposición
El gobierno de Perú a través de un polémico decreto declaró duelo nacional tras la muerte del ex dictador Alberto Fujimori Fujimori y un luto oficial durante tres días en el Museo de la Nación. Un hecho que ha sido criticado por la oposición, pero que se explica en el contexto político, ya que la bancada fujimorista liderada por Keiko Fujimori, hija del mandatario fallecido, apoya incondicionalmente a la presidenta Dina Boluarte, jaqueada por una serie de investigaciones fiscales por violaciones a los derechos humanos, así como actos de corrupción.
Fujimori, un ingeniero agrónomo, hijo de japoneses, que llegó a la presidencia en 1990, tras derrotar en las urnas al premio Nobel Mario Vargas Llosa, murió en libertad y en su cama sólo dos meses después de anunciar su intención de postular a las elecciones presidenciales de 2026 y nueve meses después de salir de prisión, gracias a un cuestionado indulto humanitario.
Abandonó la cárcel a mediados de diciembre del año pasado, después de 15 años de encierro con cargos de asesinato y violaciones a los derechos humanos. Tuvo un centro penitenciario acondicionado exclusivamente para él: el fundo de Barbadillo, donde pintaba y cuidaba su propio jardín. De ahí entraba y salía con frecuentes ingresos a clínicas privadas para tratarse el cáncer de lengua que lo aquejaba y que finalmente lo llevó a la muerte.
Su fecha de deceso, el 11 de setiembre, coincide con la del fallecimiento del genocida Abimael Guzmán Reynoso, líder del grupo terrorista Sendero Luminoso, que implantó la barbarie por dos décadas en el Perú. Guzmán falleció el 11 de setiembre de 2021 en la Base Naval del Callao, luego de casi 20 años de encierro.
El cabecilla terrorista fue apresado durante el primer mandato de Fujimori, en setiembre de 1992, por un grupo de élite de investigadores de la Policía Nacional, que recibía financiamiento internacional y del cual Fujimori casi ni sabía de su existencia.
Los seguidores del autócrata Fujimoriatribuyen precisamente como el mayor logro de su gobierno la caída de Guzmán y su cúpula y la derrota del terrorismo. Mérito que fue sepultado posteriormente por las graves violaciones a los Derechos Humanos a través del grupo paramilitar Colina, entre las que se incluyen la Matanza de “Barrios Altos” y de “La Cantuta”, hechos por los que fue Fujimori juzgado y condenado en el 2009 a 25 años de prisión y al pago de una reparación civil de 57 millones de soles (unos 15 millones de dólares) que no honró y que se extingue con su muerte.
Además de los crímenes de lesa humanidad, condenados también en la justicia internacional, Fujimori fue procesado por las esterilizaciones forzadas a cientos de mujeres indígenas, la corrupción generalizada en todas las instituciones del Estado, el robo de más de mil millones de dólares producto de las privatizaciones. Fujimori gobernó con mano dura y total arbitrariedad, sin respetar la democracia ni los derechos humanos. Se valió del autogolpe que dio para “disolver” el Congreso y reorganizar el poder judicial para tener carta libre a un mandato inédito en Latinoamérica y creando una corriente política que llevaba su apellido: el fujimorismo.
Fujimori gobernó dos períodos seguidos el Perú durante 10 años con mano dura y zarpazos a la democracia y a los derechos humanos, valiéndose de la colaboración de un siniestro asesor llamado Vladimiro Montesinos. Cuando intentaba, con trampas y cambios en la Constitución que él mismo había creado, un tercer mandato inconstitucional, en medio de una serie de denuncias de violaciones a los derechos humanos y actos de corrupción, salieron a la luz los famosos “Vladivideos”.
Se trataba de un registro impresionante en imágenes de cómo el asesor Montesinos corrompía a ministros de Estado, jueces supremos, fiscales, miembros del Tribunal Constitucional, del Jurado Electoral, dueños de canales de televisión, jefes militares y policiales y hasta líderes de la oposición a quienes les entregaba miles de dólares del tesoro público en sobres y cajas a cambio de apoyo y favores políticos para que Fujimori pudiese perpetuarse en el poder.
Puesta al descubierto la magnitud de la corrupción del régimen de Fujimori y tras movilizaciones en todo el país, Alberto Fujimori huyó al Japón y desde ahí renunció vía fax. Después de refugiarse por varios años en Japón, regresó a Chile, desde donde fue extraditado al Perú en el año 2007.
Alberto Fujimori es padre de cuatro hijos, Hiro, quien vive en Japón, Sachi, en Alemania, Keiko y el menor, Kenji, quienes viven en Lima, han seguido la ruta de la política. Ambos han ejercido como congresistas, pero ha sido Keiko quien asumió la herencia ideológica y política del padre y desde hace 15 años intenta gobernar el Perú, pero siempre es derrotada en segunda vuelta.
Sin embargo, ha logrado canalizar un robusto poder en el Parlamento donde cuenta con una gran mayoría que le ha permitido a esta bancada proponer y aprobar inconstitucionales leyes que atentan contra la independencia del Poder Judicial, la Fiscalía y la Junta Nacional de Justicia, así también ha debilitado todo el sistema de lucha anticorrupción, leyes que han merecido el pronunciamiento de organismos internacionales como la OEA y la Corte Interamereicana de Derechos Humanos. Actualmente existe una alianza política entre el gobierno de Dina Boluarte y Keiko Fujimori, por eso se dice que la hija de Fujimori ha implementado un segundo golpe de estado en el Perú, ya que gobierno a travpes del Parlamento sin haber ganado las elecciones.