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“Caballero Luna”: Marvel abraza la mística... y el carisma de Oscar Isaac

Oscar Isaac toma el manto de Khonshu, junto a Ethan Hawke o May Calamawy, en una serie que mezcla referentes como «La momia» o «Indiana Jones»

Steven Grant y Marc Spector son las dos identidades a las que da vida Oscar Isaac en «Caballero Luna» La Razón

Un inglés progre y vegano y un americano violento y reaccionario entran de repente en un cuerpo. No es un chiste, aunque sí conserve la comedia al ser la premisa de «Caballero Luna», la nueva serie del Universo Cinematográfico de Marvel (UCM). El guatemalteco Oscar Isaac es, a la vez, Steven Grant y Marc Spector, dos identidades de la misma persona a la que Khonshu, el dios egipcio de la luna, hace la vida ciertamente imposible como su avatar en la tierra. Así, y justo antes de que en mayo llegue a los cines «Doctor Extraño en el Multiverso de la Locura», la Casa de las Ideas abraza la mística ya del todo en su faceta audiovisual, adentrándonos de lleno en el mundo de la magia, los poderes psíquicos y toda la artillería de efectos especiales orgánicos que, en teoría, está por venir con los Vengadores caídos y desperdigados.

Más allá del carisma de Isaac, capaz de vender arena en el desierto que es el primer capítulo de la serie —todo mejora de manera espectacular a partir del segundo de los seis episodios—, «Caballero Luna» se lo juega todo a referentes clásicos, quizá menos vistos para las nuevas generaciones, y que van desde esa sed natural por la aventura de «Indiana Jones», la pasión cándida de «La momia» o, incluso, esa especie de crítica política, a través del trastorno de personalidad, que aquí se intuye y era explícita en «El club de la lucha». Sin ansias de revancha, pero con algo de teoría de lo arqueológico que bebe directamente de la brillante y olvidada «American Gods», la nueva serie de Disney+ parece querer desbocarse en favor de la acción justo cuando recuerda que cuenta con uno de los mejores actores de su generación para ponerle frente al espejo —de manera literal— y hacer que brille su interpretación. En frente, como no podía ser de otra manera para que el duelo fuera justo, otro de esos actores capaces de combinar el circo y el estadio como Ethan Hawke, aquí el antiguo cuerpo sobre el que el dios egipcio vertía sus poderes y, claro está, una especie de ex novio profundamente vengativo y despiadado.

Ajena de manera consciente al gran esquema del UCM —solo en su último tramo nos damos cuenta de por qué la acción comienza en Londres y qué implica para nuestros superhéroes favoritos—, «Caballero Luna» saca músculo casi en cada escena: cuando no estamos en un British Museum cerrado para la ocasión, nos trasladamos hasta los Alpes suizos y acabamos en un hotel de lujo de El Cairo. Ese carácter de caramelo audiovisual y «rara avis» en una plataforma cada vez más tendente al croma es el gran acierto de la serie que dirige el colectivo formado por Aaron Moorhead, Justin Benson y Mohamed Diab, una especie de terna de nuevos genios que viene del terror «underground» americano. Esa pulsión, la de lanzar dinero a la cara de realizadores que lo han tenido que pelear siempre hasta ahora es otro triunfo, con un aprovechamiento al máximo del metraje que no permite perderse ni un segundo.

¿Es inteligente ese apelmazamiento de eventos en la era de ver las series con el móvil en la mano? Es complicado adelantarse, pero «Caballero Luna» es un digno esfuerzo por intentar despegarnos de las notificaciones y devolvernos a la inmersión completa. Y, aun perdiéndonos entre dioses, magos y mortales, el puro esfuerzo actoral de Isaac y Hawke, en plena forma, ya hacen que merezca la pena.