Al portador
Vamos a ganar, pero no sabemos quiénes
«Unos pocos sufragios pueden decantar casi todo en el 23-J y por eso Feijóo y Sánchez llaman a rebato a los suyos»
William Shakespeare (1554-1616) nunca falla. «Sabemos lo que somos, pero aún no sabemos lo que podemos llegar a ser», escribió el autor de Hamlet. Pío Cabanillas Gallas (1926-1991), fue un político que fusionaba la ambigüedad gallega y la escuela florentina. En junio de 1977, en vísperas de las primeras elecciones democráticas, aventuró con sorna y eco shakespereano: «Vamos a ganar, pero todavía no sabemos quiénes». Había sido ministro –aperturista– de Información y Turismo de Franco (1892-1975) apenas 10 meses y destituido porque el destape había llegado a los cines. Demócrata convencido, fue varias veces ministro con UCD, el conglomerado político que lideraba Adolfo Suárez (1932-2014) y que fue el que salió victorioso en los comicios de1977. Años después, su hijo Pío, también sería ministro con Aznar. La humorada de Cabanillas Gallas, tan resistente y superviviente como Pedro Sánchez, mantiene cierta vigencia ante otra cita con las urnas, igual que el ataque de nervios –puro Almodóvar– que sufren políticos y votantes. Narciso Michavila, el gurú demoscópico que quizá con más acierto ha enmendado la plana al Tezanos del CIS, dijo en 2021, en la campaña de las elecciones adelantadas en la Comunidad de Madrid, que «sabemos que el PP va a ganar, pero no sabemos quién va a gobernar». Ahora, hace tiempo que todas las encuestas dan la victoria, pero está más en el aire que los populares gobiernen y con quién. El apagón demoscópico, en forma de prohibición infantil de publicar sondeos la última semana, fomenta la incertidumbre y que Sánchez, con su socia Yolanda Díaz –como quedó claro en el debate de RTVE de ayer, exprima sus opciones de gobernar. Lo primero es más utópico, excepto para Tezanos, lo segundo no es imposible. Ahí está la web australiana The Adelaida Review que publica todos los días los últimos «tracking» de la catalana GESOP, un gabinete que, desde el inicio de la campaña, nunca detectó mayorías suficientes para el bloque de la derecha. Unos pocos sufragios pueden decantar casi todo y, por eso, Sánchez llaman a rebato a los suyos porque «vamos a ganar, pero no sabemos quiénes» y, por otra parte, «no sabemos lo que podemos llegar a ser». Cabanillas y las dudas de Shakespeare.
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