Sin Perdón
Sánchez extermina a Lobato
«En su día no se negó y utilizó la basura contra Ayuso. Al final lo ha pagado caro»
Ha durado poco el motín de Lobato. No fue un Dos de Mayo. Lo peor es que comenzó con buen pie y parecía que tenía la dignidad de rebelarse contra la corrupción ética, económica y política del sanchismo. Alguien que denunciaba a unos mamporreros que actúan como auténticos matones salidos de las tabernas de los barrios bajos de una ciudad portuaria. No conozco un caso igual. La escandalosa y repugnante operación machista para destruir política y personalmente a Ayuso no ha provocado la dimisión de los inductores, sino de Lobato. No entendió que era un juego orquestado por políticos socialistas que actúan como auténticos mafiosos. Nunca debería haberles seguido el juego. En cualquier país de nuestro entorno, la reacción mediática hubiera sido implacable tras conocerse la utilización de las cloacas del Estado al servicio de intereses partidistas. No pasa nada. Es lo que sucede con la corrupción sistémica del PSOE, el caso Ábalos o los problemas judiciales de la familia presidencial. Han diseñado una conspiración contra Ayuso utilizando todos los instrumentos del Estado. Por mucho menos, el PSOE ha pedido comisiones de investigación y ha exigido dimisiones.
En este caso, Sánchez ha reaccionado, una vez más, de forma implacable contra un barón socialista que no quería someterse. En su día no se negó y utilizó la basura contra Ayuso. Al final lo ha pagado caro. La obsesión del inquilino de La Moncloa por ella es tan sintomática como enfermiza, porque muestra una carencia de principios ilimitada. Tras sus declaraciones en el Congreso de UGT y su comparecencia para informar sobre la DANA es evidente que no le importa lo que se publique, los procesos judiciales o las críticas. Esta dispuesto a resistir sin importarle las consecuencias. Es un inquietante precedente que confirma un giro en la izquierda hacia un populismo carente de cualquier principio. Los partidos son meros instrumentos al servicio de los caprichos, arbitrariedades y desmanes del líder y sus fieles colaboradores. Lobato se ha equivocado con su rendición, porque nunca le perdonará. No tiene más que recordar el calvario que sufrió Tomás Gómez. Ha conseguido expulsarle de la política. Otra consecuencia es que ha destruido al socialismo madrileño, porque cualquier marioneta que ponga en lugar de Lobato no tendrá ninguna credibilidad. No será más que un mamporrero del sanchismo.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).