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Los puntos sobre las íes

Sánchez: para acoso, el tuyo a los Ayuso

Para bulos, los de tus palmeros mediáticos. Sí, los que se inventaron unas ayudas de la Xunta a la mujer de Feijóo

Desgraciadamente, acertamos los que vaticinábamos que lo de Sánchez era una chiquillada más que acabaría con el niño malcriado donde está tras ejecutar un giro de 360 grados. ¿Cómo carajo va a renunciar a Moncloa y al Falcon un sujeto que jamás se vio en otra igual? ¿Cómo va a dimitir un personaje que es plenamente consciente de que o vive recluido en Palacio o se expone a que le increpen en el primer restaurante que aparezca como ex presidente por haber pactado con ETA, regalado la amnistía a los sediciosos y perseguir a quienes no pensamos como él? Fue una mascarada más. Lágrimas de cocodrilo de un preadolescente de 52 tacos. Choteo nivel dios al Rey y al resto de la ciudadanía. Desde el minuto 1 sabía que se iba a quedar. Begoña le importa lo mismo que la columna que preside la entrada de su palacete: cero patatero. Del que no dudo es del amor incondicional que profesa a sus hijas, es malvado pero no tanto. Y me consta que tanto Ainhoa, la primogénita, como Carlota, la pequeña, han padecido bullying en la universidad y en la escuela. Circunstancia sencillamente impresentable porque ni la una ni la otra tienen culpa alguna de que su padre sea como es ni de que su madre se dedique a hacer negocietes poco éticos y menos estéticos aunque, de momento, sin relevancia penal. Las Sánchez-Gómez sufren en su entorno pero no más que los vástagos de Rajoy, Zapatero, Aznar, Felipe, Calvo-Sotelo o el superlativo Adolfo. Si quieres, Pedro, te digo o te cuento lo que le llamaron a Ana Botella por ocupar la Alcaldía de Madrid, a Ana Aznar tras su boda en El Escorial o a las hijas de Zapatero por su indumentaria gótica. O las loas que dedicaban a Adolfo Suárez júnior en el colegio Retamar los descendientes de militares que fumaban en pipa por la legalización del PCE. Nada nuevo bajo el sol. No debería ser así, pero va en el cargo, como también el inapelable hecho de que la prole de un presidente encuentra trabajo muchísimo antes que la de Perico de los palotes. Dicho todo lo cual me permito formular una pregunta en voz alta a un espécimen que ha denunciado, con el cinismo marca de la casa, una «[supuesta] campaña de bulos, calumnias, acoso y derribo» contra su mujer: «¿No te estarías refiriendo a Ayuso en lugar de a Bego?». Quizá te traicionó el subconsciente, ese subconsciente que no debe estar muy tranquilo tras haber activado hace cuatro años la máquina del fango contra la presidenta de Madrid y no haber parado hasta el día de hoy. El Estado policial en que has convertido España te permitió recabar datos de Tomás Díaz Ayuso y pasárselos al vil García Egea que, lerdo de él, los empleó para suicidar políticamente a su jefe. Todas las instancias judiciales a las que acudisteis dieron la razón al hermanísimo. Antes lo habías intentado con el fallecido padre de la baronesa. Y ahora, cual Maduro o Putin de la vida, ordenas a Hacienda y a esa Fiscalía que dependen de ti que hagan pública la inspección fiscal al novio de tu bestia negra. Un Alberto González Amador que no está casado en gananciales con ella, que defraudó pero cuando ni siquiera la conocía y que no ha contratado nunca con la Administración madrileña. Para acoso, el que tú practicas fascista y machistoidamente sobre una Ayuso mejor que tú política y moralmente, y para bulos, los de tus palmeros mediáticos. Sí, los que se inventaron unas ayudas de la Xunta a la mujer de Feijóo.