Eleuteria
Recuperación en V
La economía argentina ha demostrado que la disciplina presupuestaria y la apertura de mercados pueden convertirse en el mejor antídoto contra la inestabilidad crónica
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) de Argentina ha publicado recientemente el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) correspondiente a noviembre de 2024, y los resultados ofrecen motivos para el optimismo. Por un lado, la actividad económica experimentó un crecimiento mensual del 0,9% en términos desestacionalizados, una cifra que roza, en términos estrictamente mensuales, lo que antiguamente asociábamos al auge chino cuando su crecimiento anual superaba el 10%. Por otro lado, si comparamos noviembre de 2024 con el mismo mes del año anterior, comprobamos que la actividad económica ha superado ya los niveles de 2023.
Este repunte adquiere un matiz especialmente relevante en la medida en que noviembre de 2023 fue el último mes completo del peronismo en el poder. Dicho de otro modo, en su primer año de mandato, Javier Milei ha logrado estabilizar y situar ligeramente por encima la actividad económica del país. Este logro resulta aún más significativo si consideramos que el gobierno libertario aplicó un contundente plan de ajuste fiscal con drásticos recortes del gasto público para domar la inflación galopante.
La teoría económica convencional suele advertir de que, cuando se reduce bruscamente el gasto público, el país sufre a corto plazo una contracción de la actividad. Muchas empresas dependen directamente del erario, por lo que ese tijeretazo repercute en el empleo y en la producción. Sin embargo, los últimos datos sugieren que la economía argentina, tras tocar fondo en abril de 2024, se ha recuperado con notable rapidez, retratando una clásica recuperación en forma de «V».
El paralelismo con la crisis de 2001, tan temida en los meses previos a la investidura de Milei, ofrece ahora claras diferencias entre ambas. En aquel entonces, la recesión se prolongó durante más tiempo, la caída fue mucho más profunda y la recuperación tardó años en restaurar el nivel previo de PIB. En cambio, en 2024, la contracción se ha limitado al 5% y la vuelta a la senda de crecimiento ha sucedido en apenas un año.
Esta evolución indica que el ajuste fiscal ha servido para contener la inflación y sentar los cimientos de una recuperación sostenible. De lo contrario, la hiperinflación incipiente amenazaba con desencadenar una crisis comparable a la de 2001. A la luz de estas cifras, la economía argentina ha sorteado un desastre mayúsculo y ha demostrado que la disciplina presupuestaria y la apertura de mercados pueden convertirse en el mejor antídoto contra la inestabilidad crónica.