Las correcciones

Putin, ¿tango o fandango?

Rusia da largas a la tregua temporal e insiste en un acuerdo permanente sin renunciar a sus posiciones maximalistas

Ucrania ha aceptado la propuesta de Estados Unidos de un acuerdo de alto el fuego de 30 días y ha dejado -en palabras del secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio- la pelota en el tejado de Rusia. Donald Trump ha enviado a un emisario a Moscú mientras busca repetir la llamada de 90 minutos con Vladimir Putin para atraerlo al acuerdo, pero el Kremlin da largas a la tregua temporal.

Putin repitió ayer que un cese de las hostilidades tiene que ir ligado a una paz a largo plazo sin mostrar ninguna intención de rebajar sus posiciones maximalistas que son: la retención de los territorios anexionados, la desmilitarización de Ucrania y la retirada de la OTAN. Esta semana visitó vestido de militar la región fronteriza de Kursk tomada por los ucranianos en verano. Da la sensación de que quiere retomar todo el territorio perdido en el interior del país antes de comprometerse con cualquier alto el fuego. Con el uniforme militar envía el mensaje de que es un Señor de la Guerra.

«It takes two for a tango», dicen los ingleses para referirse a que se necesitan a las dos partes para llegar a un acuerdo (o desacuerdo). No sabemos si Putin bailará el tango de la tregua o seguirá con el fandango de los bombardeos masivos sobre las castigadas ciudades ucranianas. Si el Kremlin mantiene su campaña militar para someter a Ucrania, empañará la imagen de Estado benevolente que ha proyectado la nueva Casa Blanca y quedará retratado como un obstáculo para la paz. Trump quiere imponer un cese de las hostilidades en el país invadido y ha amenazado a Rusia con sanciones a gran escala si no pone fin a la invasión ilegal. El presidente de EE UU es un hombre de muchos apetitos y en estos días se especula con la idea de que ambiciona el Nobel de la Paz, un reconocimiento inalcanzable después de haber puesto patas arriba el orden transatlántico.

Si Rusia finalmente entra en este juego de apariencias y acepta un cese de las hostilidades sin verificación ni garantías de seguridad se abrirá un periodo de negociaciones de paz esperanzador, pero incierto. Existe un abismo entre los dos bandos con posiciones irreconciliables. La pregunta nuclear reside en si se blinda la soberanía de Ucrania o se acepta algún tipo de influencia e incluso control de Rusia sobre el país agredido.

Diplomáticos europeos y ucranianos llevan tiempo afirmando «sottovoce» que un acuerdo con Rusia implica la cesión dolorosa de los territorios ocupados del Donbás aunque nunca se reconozca oficialmente la soberanía rusa. Es una línea roja que lanza una señal peligrosa al resto del mundo porque acepta que las fronteras pueden cambiarse de forma unilateral con el uso de la fuerza bruta, pero muestra una firme voluntad de paz. Lo que es inasumible para Europa (y EE UU si Rubio convence a Trump) es aceptar el colapso de Ucrania como un Estado democrático e independiente. Descartada la entrada de Kyiv en la OTAN (en otra señal de buena voluntad), se debe trabajar para una adhesión a la Unión Europea y para ese momento, Bruselas debe estar preparada para defenderse por sí misma del fandango putinista.