«De Bellum luce»
Posaderas intranquilas y mirando al Supremo
Aldama llega hoy al Supremo con ganas de seguir hablando, y mucho. Va contando que guarda las «pruebas» como un tesoro
Hoy llega de nuevo al Tribunal Supremo el comisionista Víctor de Aldama con ganas de seguir hablando, después de que sus primeras revelaciones en la Audiencia Nacional provocaran un auténtico movimiento sísmico, que incluso ayudó a que cambiaran las relaciones entre el ex ministro Ábalos, el chófer y el entorno socialista.
Ábalos dejó a Aldama ante el Supremo como un mentiroso, un impostor de cuarta, que si se paseaba por el Ministerio de Transporte como si fuera su casa era, simplemente, porque jugaba a hacerse el importante, cuando el que mandaba de verdad en todo el tinglado, según relató Ábalos, era su chófer.
Vienen capítulos muy interesantes en la trama porque en esta batalla judicial se aproxima el momento en el que la información que ya controla la UCO, y la que todavía falta por desencriptar, coloque todas las cartas boca arriba para dejar en evidencia al mentiroso, al impostor, a los corruptores y a los corruptos. Además de a los personajes secundarios, obligatoriamente copartícipes de esta trama que tiene como epicentro, siempre con el presunto por delante, al que era el «número dos» del presidente Sánchez.
Aldama llega hoy al Supremo con ganas de seguir hablando, y mucho. Va contando que guarda las «pruebas» como un tesoro, a manejar de manera estratégica porque le va en ello el tiempo que le pueda caer en prisión (donde ya ha estado por el fraude de la trama hidrocarburos)
Sin duda, uno de los elementos más morbosos es ver en qué quedan esas pruebas tan comprometedoras que dice tener contra la mano derecha de la vicepresidenta Montero. Otra mandamás del sanchismo que no tiene ninguna prudencia a la hora de revolverse contra los jueces o de atacar a la oposición, en un estado radical y permanente de «groupie» de Pedro, lo que la instala en una especie de insana adolescencia en la que se mueve más por hormonas sensoriales que racionales. También va a ser interesante ver hoy qué nuevas pruebas ofrece el comisionista, al menos es lo que va diciendo, sobre el piso que alquilaba en Madrid para que el ministro Ángel Víctor Torres realizara «encuentros de diversa naturaleza». Y si cambia de estrategia y deja de referirse de manera muy tangencial a Begoña Gómez y a la vicepresidenta de la Comisión Europea, Teresa Ribera, por aquello relacionado con el proyecto de recuperación de la España vacía con Wakalua, la filial de Globalia.
Aunque se nos haya dicho que Aldama es un fantasma, consta que en los despachos de Moncloa, y en los de otros señalados por el empresario, hoy no pondrán poner sus posaderas con tranquilidad en las sillas oficiales. No vaya a ser que haya algo del guion que no se cumpla.