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El ambigú

Peligro inminente

Gobernar contra muchos con pocos no solo vulnera el equilibrio democrático, sino que además debilita la cohesión social

La esencia de un sistema democrático radica en su capacidad para reflejar la voluntad mayoritaria del conjunto de la sociedad, sustentada en principios claros de legitimidad política y jurídica. Como afirmaba Rousseau, «La voluntad general debe emanar de todos para aplicarse a todos». Esta máxima resume la idea central del gobierno democrático: una mayoría representativa que asume los valores fundamentales del sistema político. No obstante, cuando una mayoría parlamentaria se configura no desde la convergencia natural de principios democráticos comunes, sino desde la unión de minorías opuestas en su esencia al sistema mismo, se genera una profunda crisis de legitimidad. Resulta difícil afirmarla en una mayoría que resulta de la agregación circunstancial de grupos minoritarios cuyas agendas, por separado, contradicen el interés común y el orden constitucional. La legitimidad democrática implica, además, un principio fundamental de contención: no basta con tener el poder para gobernar; es imprescindible ejercerlo conforme a principios compartidos por la mayoría natural del país. Como sostenía Alexis de Tocqueville: «La democracia no solo es la ley de la mayoría, sino la ley de una mayoría respetuosa con el espíritu de la democracia misma». Gobernar contra muchos con pocos no solo vulnera el equilibrio democrático, sino que además debilita la cohesión social.

En un momento particularmente delicado para Europa y el mundo, marcado por la amenaza real y verosímil de un conflicto armado, es más necesario que nunca contar con gobiernos fuertes y legitimados por claros presupuestos políticos y económicos. La voz del pueblo debe ser escuchada de manera inequívoca mediante procesos electorales democráticos; la solución democrática a una crisis es siempre más democracia.

La política de defensa y seguridad europea debe enfrentarse con realismo y responsabilidad; a las cosas hay que llamarlas por su nombre: Europa necesita un rearme estratégico y consensuado para asegurar su defensa efectiva y disuasiva frente a amenazas externas. Solo desde la política seria y sincera podrá Europa afrontar eficazmente los desafíos que se presentan. Los pactos con minorías contrarias al sentir mayoritario debilitan mucho a un país y se abre paso a la división social, erosionando la legitimidad del sistema democrático. Hans Kelsen subrayaba que «la democracia solo puede subsistir cuando la mayoría es genuina y reflejo auténtico de la sociedad, no fruto de oportunismos circunstanciales». En definitiva, un sistema democrático robusto exige mayorías claras y coherentes con la esencia democrática del país. La legitimación política genuina proviene de gobernar representando a la mayoría natural y no mediante la agregación precaria de minorías antagónicas al orden constitucional. Solo así se fortalece la democracia, respetando sus límites esenciales y garantizando la estabilidad institucional.

El escenario actual es extremadamente peligroso; asistimos a una guerra en y entre Europa desde hace tres años, algo impensable hasta hace poco tiempo, la cual nos coloca ante un riesgo objetivo de extensión del conflicto armado. Ante esta situación se necesitan respuestas serias y firmes basadas en un amplio consenso europeo que debe ser consecuencia lógica y necesaria de un previo consenso en cada uno de los países de la Unión. Cualquier país en el que su gobierno no busque el fomento de un consenso nacional va a tener muchas dificultades para aportar algo a la formación del consenso europeo. No me resisto a citar el pasaje bíblico: «Cuando los justos gobiernan, el pueblo se alegra; cuando los impíos dominan, el pueblo gime». (Proverbios 29:2). Se hacen necesarios los liderazgos ejercidos con justicia y legitimidad para asegurar la paz y el bienestar del pueblo. Cuando el poder se ejerce en contra del sentir mayoritario, se genera división y sufrimiento. Cualquier responsable político debería leer a Hans Kelsen en su imprescindible obra «De la Esencia y Valor de la Democracia».