Apuntes

Sí, Patxi, el PSOE perpetró un golpe de Estado

La estupidez siempre ha habitado en el PSOE, se ponga Patxi como se ponga, que me da igual

Con la II República ocurre como con el dicho, que «entre todos la mataron y ella sola se murió». Y aunque Patxi López se indigne, su partido tuvo mucho que ver en el desastre republicano. Le aconsejaría la lectura de «Guerra y vicisitudes de los españoles», de Julián Zugazagoitia, escrito con la memoria aún en carne viva y publicado en Buenos Aires en 1940, cuando su autor afrontaba el Consejo de Guerra. Fue fusilado el 9 de noviembre de ese año en las tapias de la Almudena. Zugazagoitia era periodista, dirigió «El Socialista», fue un incondicional de la facción socialista de Indalecio Prieto, desempeñó el cargo de ministro del Interior cuando los comunistas, en plena guerra, trataban de madrugar a los socialistas y hacerse con el poder, lo que consiguieron en buena parte, y, movido por la curiosidad, se quedó en París cuando entraron los nazis.

Ya se sabe que los niños, los borrachos y los periodistas siempre dicen la verdad, y Zugazagoitia no es una excepción. De su lectura, terrible y lúcido retrato de un tiempo y un lugar que nunca debió ser nuestro, Patxi López obtendría noticia cierta de lo que, al parecer, ignora, que en las elecciones de 1933 el PSOE había obtenido 52 diputados, frente a los 115 de la CEDA de Gil Robles y los 102 del Partido Republicano Radical de Lerroux. Que los socialistas, que consideraban a la República como patrimonio de la izquierda y estación de tránsito hacia la Revolución, decidieron que la derecha vencedora de las elecciones no tenía legitimidad ni derecho a formar parte del gobierno y amenazaron con dar un golpe de Estado. Que la CEDA tragó al principio, pero luego no, y que en Octubre el PSOE desató una insurrección en toda España, aunque sólo tuvo algún éxito en Asturias, aprovechada por los nacionalistas catalanes de ERC para avanzar en lo suyo, lo que acabó a tiros en Barcelona. Que, derrotados, y tras unos meses de susto, los socialistas hicieron lo que mejor saben hacer, embarullar al adversario con todo tipo de acusaciones, provocaron un adelanto electoral, formaron un Frente Popular ante unas derechas divididas, se autoamnistiaron y, en palabras de Zugazagoitia, triunfó el sector mayoritario en el PSOE, comandado por Largo Caballero, que «consideraba cancelada la experiencia republicana y defendía la constitución de la unidad obrera con vistas al ejercicio íntegro del poder».

A partir de ahí, que Indalecio Prieto tomara en cuenta la realidad española «en la que operaban con fuerza los partidos conservadores y reputaba peligrosísimo separarse de la República y de los republicanos» sin que nadie le hiciera caso, salvo Zugazagoitia, claro, sólo certifica que la estupidez siempre ha habitado en el PSOE, se ponga Patxi como se ponga, que me da absolutamente igual. Tanto, que voy a tirar del tópico ese que dice que la Historia se repite, pero como farsa. Porque Pedro Sánchez nos ha dicho a los de derechas que ha levantado una muralla para defender la democracia. Que somos unos reaccionarios malvados, unos fascistas contra los que todo vale para que no puedan llegar al gobierno de la Nación española. Que somos culpables de todos los males de la Patria y que son ellos, los socialistas, los que están en posesión de la verdad absoluta. La farsa estriba en que carecen de las milicias armadas de 1934 y que la UGT es un remedo del sindicato vertical. Si no, sería para largarse de España a toda prisa.