Aunque moleste
Nuevo orden mundial
Los promotores del NOM pretenden cambiarlo todo para que todo siga igual
Presentan ahora algunos el Nuevo Orden Mundial (NOM) como algo novedoso, promovido por culpa de la ultraderecha, Rusia y China, cuando llevamos demasiados años hablando sobre el advenimiento de un Nuevo Orden, pero anunciado por destacados dirigentes occidentales, en la pretensión básica de establecer un sistema en el que haya un único poder global, un gobierno mundial promovido por las anglo-elites del Foro Económico Mundial (WEF), instalado en Nueva York y con brazos en Londres, Bruselas y Jerusalén. La caída del Muro auguraba la canonización de ese gendarme planetario con la OTAN como escudo, a cuyo alrededor giraría el orbe entero. Dijo Kissinger que «mucha gente va a morir cuando se establezca el NOM, pero será un mundo mejor para los que sobrevivan», a lo que Rockefeller agregó: «lo que necesitamos es una gran crisis y las naciones aceptarán el Nuevo Orden Mundial». Hasta Gorbachov, al que el putinismo considera un «agente infiltrado» de Occidente, llegó a pedir «que sea NN.UU. quien impulse un nuevo orden mundial».
El obstáculo principal para esa ruta prefijada, lo constituyen hoy la Rusia de Putin y la China de Xi, empeñados en convertir en «multipolar» un espacio llamado a ser «unipolar» tras el periodo de bipolaridad de la guerra fría entre USA y la URSS. Curioso que ahora digan que «el multilateralismo se resquebraja» los que en realidad defienden un mundo unipolar, y que lo hagan además culpando a Trump, Putin, Meloni, Orban y la ultraderecha de poner en peligro a las democracias, cuando lo que hay de verdad es un miedo del actual establisment a perder su posición como fuerza dominante. De ahí que para el neosorismo «queer», impulsor de la agenda woke-globalista, sea el milmillonario Elon Musk el nuevo demonio: se atreve a pedir el voto para la AfD en Alemania, a llamar dictador al juez que canceló las elecciones en Rumanía y a reclamar la caída de Starmer por su complicidad como fiscal tapando delitos sexuales contra menores en Reino Unido. Si Musk es para unos belcebú, para los exégetas del Apocalipsis sería más bien el «falso profeta» que la bíblica escritura presenta como aliado de la Bestia (la IA) en el periodo previo a la Gran Tribulación.
Cada vez que entramos en un nuevo año, los intérpretes de Nostramus nos anuncian tragedias, y este 2025 no podría ser menos, de manera que auguran tiempos de oscuridad, colapso económico, agitación social y desastres naturales. No sabemos si a los hechiceros del NOM unipolar un mundo convulso les conviene, pero nadie nos va a librar de la «guerra de la desinformación», ya en marcha entre los que defienden a X, Telegram y Tik Tok, y a sus declarados enemigos de la googlecracia tecnocrática de Meta/Yutube, que pretenden que todo cambie, pero para que todo siga igual. Para que continúen mandando los de siempre en un escenario en el que gobierna la mentira, en verdad.
Es evidente que el mundo hoy es multipolar. Respetar esa pluralidad es defender la paz. Occidente no puede obligar a que todos sean como nosotros. Pero a los urdidores del NOM hasta les molesta que en este lado del planeta haya quien piense distinto, como Trump o Elon Musk. Miedo a perder el poder, se llama en realidad.