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Las memorias de Merkel, la brujería y Rajoy y Sánchez

El texto es una interminable relación de reuniones con políticos, alemanes y de todo el mundo, de las que se esbozan los asuntos tratados y los resultados, pero sin apenas detalles de interés o claves significativas

Angela Merkel afirma en «Libertad», sus memorias, que «la política no es una cosa de brujería. La política la hacen las personas, con sus inclinaciones, experiencias, vanidades, debilidades, fortalezas, deseos, sueños, convicciones, valores e intereses». La excanciller alemana, sin embargo, elude –o pasa de puntillas– todas esas características referidas a sí misma en un libro, casi eterno –más de 700 páginas–, sobre todo político y que no ha escrito ella, sino su amiga y colaboradora Beate Baumann. Cada vez hay menos políticos que escriben no ya libros –o discursos– sino algo tan personal como sus memorias. Irene Lozano es la escribidora de Sánchez, como Carmen Martínez Castro lo fue para Mariano Rajoy en sus libros, algo que también podría haber hecho su redactor de discursos, Toni Simón, ahora doctorado «cum laude» en restauración por la salamántica-madrileña. En España, Carlos Solchaga sí escribió de su puño y letra unas memorias interesantes y, antes, quizá haya que remontarse a Leopoldo Calvo-Sotelo (1926-2008) para encontrar un caso similar, porque los libros de Bono son otra cosa.

Las memorias de Angela Merkel, por otra parte, son plúmbeas y de interés limitado. La primera parte, la de su vida en la extinta República Democrática Alemana (RDA), es algo más atractiva por lo desconocido de su vida en esa época. Las páginas, muchas, dedicadas a su peripecia política en la Alemania unificada, primero como ministra y luego como canciller, defraudan y aburren, aunque puedan dar una idea del personaje. El texto es una interminable relación de reuniones con políticos, alemanes y de todo el mundo, de las que se esbozan los asuntos tratados y los resultados, pero sin apenas detalles de interés o claves significativas. Todo muy austero y casi prusiano, aunque –como es habitual en las memorias y puede ser normal– en un tono nada crítico con su acción de Gobierno y, en caso de duda, exculpatorio. Un lector español quizá se sorprenda de que en el grueso volumen solo hay una mención (página 622) a Mariano Rajoy y otra a Pedro Sánchez (p. 612), ambas tan neutrales como intrascendentes. Solo otros dos españoles aparecen citados por Merkel, José Borrell, en dos ocasiones (p. 227 y 235) y Javier Solana en una (p. 345), en ese caso porque Christoph Heusgen, su asesor de política exterior, trabajó con él. Con Borrell coincidió en Sevilla y –escribe– «descubrí el arte de venenciar vino de Jerez y lo tarde que se cena en España». Sí, «la política la hacen las personas» y las personas son algo más que reuniones, debería saber Merkel.