Mar en calma
Memoria histórica
El cine tiene la capacidad de emocionar y hacer memoria al mismo tiempo. El éxito de «La Infiltrada» demuestra que esas historias han de seguir contándose
Es difícil admitir que hoy el hecho de pensar diferente te convierte en el enemigo. Y que cuanto más se habla de libertad de expresión, más cuesta ejercerla sin temor a represalias.
El discurso más aplaudido y comentado de los Goya 2025 fue el que defendía respetar al que está en «las antípodas» de nuestras ideas.
María Luisa Gutiérrez, productora de «La Infiltrada», una película que emociona, revuelve y recuerda, pedía en su discurso libertad para todos y memoria de nuestra historia más cruel y reciente. Sin embargo, sus palabras cargadas de emoción, respeto y sentido común, y que nada tienen que ver con la política, se convierten en valentía cuando debería ser algo normal y aviva mensajes de un odio que más nos valdría que estuviera ya superado.
Su éxito en taquilla demuestra el interés del público por historias que revuelven y recuerdan, por mucho que incomoden. ¿Cómo olvidar tanto dolor?
La premiada Carolina Yuste, en el papel de la policía infiltrada, protagoniza junto a Luis Tosar escenas que mantienen al espectador en una tensión adictiva. La agente, cuya representación es sublime, tuvo que cortar lazos familiares y vivir como una etarra durante ocho años para desarticular el comando Donosti.
Me emocionó que María Luisa Gutiérrez recordara a las víctimas del terrorismo, a la familia de Gregorio Ordóñez y a asociaciones como la Fundación Víctimas del Terrorismo y COVITE y que reivindicara que la memoria histórica no debe limitarse al enfrentamiento, ojalá superado, de las dos Españas, sino a rechazar también el abominable pasado reciente de España cuando los atentados llenaban los periódicos. Esta necesaria reinvindación, que parte del éxito de una película que ha impactado tanto por su historia como por sus interpretaciones, es poco habitual en una gala como los Goya.
El cine tiene la capacidad de emocionar y hacer memoria al mismo tiempo. El éxito de «La Infiltrada» demuestra que esas historias han de seguir contándose.