Y volvieron cantando

Ganar tiempo, ganar el relato

Es tan complicado y para Sánchez tan sencillo a la vez como asumir los mismos cambios de criterios ya vividos con los indultos y amnistía al separatismo o los decretos ómnibus utilizados para señalar al PP como primer enemigo de los pensionistas.

No tardaremos los españoles en escuchar una dulce fábula monclovita, que narrará la plantación de una ametralladora sobre un huerto abonado con cándidas bombas de mano, pero con la convicción de que en no tardando demasiado ahí florecerán rosas y margaritas mientras revolotean blancas palomas de la paz. Nadie como la «brigada de ideas» que trabaja sin descanso en el actual Gobierno para vendernos un, dicho sea de paso, más que justificado aumento del gasto en defensa como si fuera la mayor de las apuestas sociales acometida en años de democracia. Lo visto y oído tras la reunión este jueves de Pedro Sánchez con los representantes del arco político y en especial una intervención posterior del jefe del Gobierno que no pasará precisamente a la historia por ser de las más preparadas, nos ha dejado claras tres cosas: que su Gobierno tiene un problema con la exigencia inexcusable desde Europa para el aumento del gasto de defensa, que no tiene un plan claro y meridiano sobre como acometer ese obligado roto presupuestario y que la maquinaria de creación de relatos en la Moncloa ya comienza a engrasarse para dibujar ante los españoles y en especial ante la feligresía de la izquierda un colorido cuadro en el que el gasto militar –que así se llama por mucho que se retuerzan los eufemismos del rico castellano– aparecerá vestido de grandes proyectos para la inversión tecnológica y hasta la lucha contra la el cambio climático.

Sánchez para ello necesitará tiempo y eso es ahora lo más perentorio cuando se mira a Bruselas. Tiempo para enhebrar un argumentario que sitúe al Gobierno como dechado de responsabilidad de estado, que consiga que la izquierda comulgue con la rueda de molino de los fusiles disfrazados de peluches y para variar, que señale a la derecha con Feijóo a la cabeza como los irresponsables no homologados con el conservadurismo europeo incapaces de mostrar altura de miras. Es tan complicado y para Sánchez tan sencillo a la vez como asumir los mismos cambios de criterios ya vividos con los indultos y amnistía al separatismo o los decretos ómnibus utilizados para señalar al PP como primer enemigo de los pensionistas. Se armará un relato, se lanzará a todos los ministros a los platós de televisión, se escucharán soflamas en mítines de fin de semana y claro está, el parlamento ninguneado. Al tiempo.