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Sin Perdón

Feijóo contra el déspota de La Moncloa

«Se ha inventado el riesgo de la ultraderecha mientras gobierna de la mano de los enemigos de España y la Constitución»

El líder del PP estuvo muy acertado este domingo al definir a Sánchez como un déspota. No hay que llamarlo dictador, porque se pierde la credibilidad. España es una democracia, aunque el líder del PSOE piense que pueda manejarla a su antojo a partir de una mayoría parlamentaria que no tiene. Ni siquiera aunque la tuviera debería desbordar las líneas rojas que ha atravesado desde la pandemia. Es un comportamiento reprobable que se ha agravado por los problemas judiciales que afectan a su familia. El diccionario de la Real Academia Española señala que un déspota es una «persona que gobierna sin sujeción a ley alguna» y el despotismo es el «conjunto de actitudes y prácticas de quien abusa de su superioridad o poder en el trato con los demás». Por tanto, Sánchez no se puede molestar porque le llamen déspota, ya que su gobierno es despótico. Y ha derivado, además, al cesarismo que es una «forma de ejercer el poder público que consiste en concentrarlo en una sola persona». Es muy importante utilizar las palabras de forma correcta. Feijóo le acusa de ser un déspota, porque quiere gobernar sin el Parlamento, atropella el Estado de Derecho y ataca la separación de poderes.

Tocqueville hubiera visto reflejada su idea del despotismo democrático en Sánchez. En este caso, quiere ser muy poderoso, descalifica a sus enemigos y pretende gobernar desde la excepcionalidad, con la ayuda de Conde-Pumpido, bajo el pretexto de proteger la democracia. En su caso se ha inventado el riesgo de la ultraderecha mientras gobierna de la mano de los enemigos de España y la Constitución. Sus socios son los comunistas, una de las ideologías más criminales de la Historia, y su aliado más fiel es Bildu, la organización controlada por los antiguos dirigentes del aparato político y militar de ETA. Feijóo hace muy bien activando a su partido para hacer frente al despotismo, porque cuando se convoquen las elecciones el déspota de La Moncloa será historia. España necesita un gobierno fiable, que cumpla sus compromisos, no mienta y sea honrado. No es lo que tenemos ahora. Es verdad que el centro derecha es muy exigente con su líder, pero está demostrando que hay una alternativa y que queda muy poco para acabar con este deplorable periodo.

Francisco Marhuenda.De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)