Crisis en Podemos
Sillones y redes
Podemos avanza hacia ningún sitio. Si la reunión de ayer, convocada por Pablo Iglesias, terminó sin acuerdo para concurrir unidos, lo peor vino después. Un cruce de reproches ante los periodistas –las redes ya no daban más de sí– con Íñigo Errejón que confirmaba la lista alternativa que prepara para el congreso de febrero.
Lo sorprendente de toda esta pelea de gallos no son los documentos sobre los que se debate porque de hecho no existen. Tampoco las diferencias sobre el futuro del partido, que tampoco son, sino la comprobación de que lo ocurrido en el pasado marca definitivamente la estrategia de un Pablo Iglesias que se equivocó al exigir al PSOE lo que éste –es decir, Pedro Sánchez– no le podía dar. Porque cuando dice Iglesias que «la unidad se consigue debatiendo, no con documentos ni haciendo declaraciones agresivas en los medios, sino con el debate», ya está dejando claro que no va a haber ningún debate, como no lo hubo en el pasado. Nadie se enfrentó a sus decisiones y éstas resultaron ser un error tras otro. Algo que confirma el propio Errejón cuando dice que la unidad no se consigue «a golpe de corneta», que es lo que pretende su jefe.
Más callados están el anticapitalista Urbán y la secretaria de Análisis Político y Social, Carolina Bescansa, que hablarán cuando les parezca, es decir, cuando sus votos sean necesarios y puedan pedir a cambio cargos y prebendas. Ellos están en eso. Pero Errejón, que les conoce a todos y es el que más estrategia ha desplegado hasta ahora, ya ha dado las claves de la II Asamblea Ciudadana Estatal de Vistalegre: serán los militantes los que tendrán que posicionarse. Frente al férreo aparato de Iglesias sólo le ha quedado la alternativa de la que militancia la líe. Pero, o este partido es distinto al PSOE, o va a ocurrirle como a Pedro Sánchez. La militancia no sirve para manejar el poder. Para eso ya están los cargos que lo han tomado. Pero también comprendo a Errejón y a su agitación permanente de las redes. Sabe que su única posibilidad es hacerse fuerte en lo que les hizo fuertes. Pensará que es la única forma de ganar a los que han corrido a ocupar sus sillones, por mucho que digan una y otra vez que no les gustan esos sillones.
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