Cádiz
Promoción corta de miras
El concurso de agrupaciones carnavalescas comenzó en el Gran Teatro Falla el domingo y se prolongará durante cinco semanas. En la tercera sesión de preliminares, ayer, actuaba un buen amigo de este servidor de ustedes, que hubo de remover influencias en las más altas esferas para conseguir una mísera entrada (de pago, por supuesto). El patronato que rige la fiesta ha restringido, con excelente criterio, los pases de favor y las localidades han volado de las taquillas, en venta directa o telemática. Exitazo, está garantizado el lleno diario. El miércoles pasado, en Fitur, la Diputación de Cádiz presentó un ambicioso programa para atraer visitantes con motivo del tricentenario del traslado desde Sevilla de la Casa de Contratación, seguramente el hito socioeconómico más importante en la historia de la ciudad. Fue clamorosa la ausencia del alcalde de la capital, por un quítame allá esa divergencia ideológica, quien al día siguiente se presentó con una chirigota para promocionar lo único que no necesita promoción, el Carnaval. Al menos, el atrabiliario Kichi dispensó del grotesco espectáculo ofrecido hace un año, cuando se arrancó él mismo a cantar por Paco Alba. Sobre cursi, presuntuoso. La cortedad de miras es pasmosa en un señor que desprecia el único potencial de prosperidad que tiene un municipio constreñido en lo geográfico e incapaz siquiera de aprovechar la estela del turismo de sol y playa que alimenta a todo su entorno. Del teatro romano recién rehabilitado, una auténtica joya arqueológica, ni un triste folleto cargó este mamerto, que para colmo presume de una licenciatura tan poco lucida como un traje de novia de pana. Un sectario siempre es un sectario, por mucha universidad que haya pasado por su cuerpo. Y al cateto, jamás se le cae el pelo de la dehesa.
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