Caso Marta del Castillo
Ocho años luchando
La vida va de no rendirse, qué me vas a contar. Lo sabía bien mi querida hermana, Arancha Pomares; lo demostraba a diario, en la tele, el compañero Lorenzo Gómez; lo ha expandido con fuerza en las redes sociales un chaval maravilloso llamado Pablo Ráez, responsable de que se hayan multiplicado las donaciones de médula. Campeones todos, ejemplos de fortaleza hasta el último segundo de existencia. La perseverancia fue su consigna a seguir, idéntico denominador común de tantas familias peleonas, empeñadas en buscar a sus desaparecidos contra viento y marea.
Pienso en el caso de Marta del Castillo, ocho años oculta quién sabe dónde, ocho años de cadena perpetua para quienes la quieren. Ocho años de tristeza, pozo sin fondo y desazón, mirando ese río tantas veces, sin que el río les dé la respuesta que imploran. La calle reconoce y arropa a los padres, Antonio y Eva, con sus otras dos hijas haciendo de bastón emocional. La calle quiere abrazar siempre al abuelo José Antonio, que sale a buscar cada día a Marta por todos los campos. Él denuncia cómo la mala relación entre Policía y Guardia Civil ha entorpecido la búsqueda de su nieta, y pide otro juicio. No sé si será posible pero sí sé que, cualquier iniciativa que persiga este abuelo, será comprendida en este país. ¿Algo que objetar a un segundo juicio cuando te dicen que los informes policiales de tu nieta han desaparecido, o cuando el asesino confeso insiste en que no él sino su hermano, ése que está en la calle, fue quien enterró el cuerpo de Marta? Lo asegura Antonio del Castillo, se lo dijo el propio Miguel Carcaño a la cara, el otro día. Ruego no tener que experimentar el dolor terrible de perder a un hijo. La idea de jamás rendirse en la búsqueda de Marta impulsó a su padre Antonio a huir del río, de las cámaras y los buzos para viajar a esa cárcel de Ciudad Real y hablar con el asesino confeso de su hija.
Hoy te enseñaremos a Francesc Homs en el Supremo, con Artur Mas respaldándole en la calle. Más de lo mismo, ya sabes. Alguna otra mentira nos anunciará, desde EE UU, el presidente Trump. Sin embargo, el respeto inevitable nos seguirá llevando siempre a las familias de Manuela Chavero, Diana Quer y Marta del Castillo. Al lado de esos que no descansarán hasta encontrarles.
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