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Las dos coronas

La Razón
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Nada como el panorama de estabilidad política para que la Monarquía pueda desempeñar plenamente su papel, conocida la experiencia de un año de provisionalidad en el Gobierno que condicionó y de qué manera la actividad del Rey. Prueba palmaria de ello es que la que mañana inician en el Reino Unido tras dos aplazamientos y entre sinuosos preparativos pasa por ser de largo la visita de Estado más relevante de los Reyes de España desde que Felipe VI accediera a la Corona hace poco más de tres años. España y Gran Bretaña son pruebas evidentes de que la democracia puede garantizar su pleno desarrollo bajo el sistema de monarquía parlamentaria. En este caso además, el encuentro entre las dos coronas adquiere un papel especialmente relevante –casi se le podría añadir de tintes históricos– dadas las circunstancias.

El Rey don Felipe tendrá que lidiar los tres grandes miuras de la relación hispano-británica –el de las consecuencias del Brexit, el de la seguridad antiterrorista y sobre todo el de Gibraltar– en su discurrir entre Buckingham, Downing Street, Westminster y la City. No va a ser una faena precisamente sencilla. De entrada, en lo relativo al panorama que acarrea la desconexión de Gran Bretaña con la UE, será especialmente relevante el encuentro del Monarca con lo más granado de un empresariado español instalado en Londres que no oculta su inquietud, pero sobre todo se antoja clave lo que ahora se diga y en un futuro se haga a propósito de la situación de los españoles que se encuentran en Gran Bretaña y para la que tan solo hace unos días tuvo palabras tranquilizadoras en los encuentros diplomáticos de este periódico el embajador Simon Manley: «Queremos que sigan con nosotros y con todos sus derechos».

La segunda gran cuestión es la lucha contra el terror yihadista que golpeaba recientemente en Manchester y en Londres casi en las mismísimas puertas de Westminster. La experiencia y eficacia de las fuerzas de seguridad españolas son reconocidas en Europa como el referente a seguir ahora que por fin muchos caen en la cuenta de que determinados garantismos del pasado ya no sirven frente a la peculiaridad del nuevo adversario. Pero si hablamos de un tema estrella, ese es Gibraltar. El nuevo marco que abre el Brexit sitúa a España en una posición ventajosa antes inimaginable por su capacidad de marcar el paso en cualquier eventual negociación entre UE y Reino Unido sobre la Roca. A partir de ahora escucharemos y leeremos todo tipo de fórmulas –recomendable por curioso en este sentido el estudio del catedrático Alejandro del Valle sobre soberanía compartida en un enclave contemplado como «ciudad de las dos coronas», con doble ciudadanía para los llanitos que es lo mismo que decir que seguirían formando parte de la UE–, aunque aquí lo realmente cierto es que España tiene ahora en el contencioso de Gibraltar la sartén un poco más agarrada del mango. No en vano el tema formará parte del discurso del Rey ante el Parlamento británico. Ergo no cabe otra, esta visita tiene que salir bien.