Partidos Políticos
La pasta
Para hacer el relato certero del auge y caída del «procès» hay que seguir el rastro de la pasta. Por mucho que se haya adobado de política la «mosca» ha sido más determinante que los golpes de pecho y la épica de proclamarse la tierra prometida con todos sus avíos (incluidos para el pastoreo con cepillo el Abad y el Obispo). Artur Mas llegó un día de crisis pertinaz a Moncloa para pedir un pacto fiscal con el que tapar las mordidas del 3 o el 4% y se encontró con un no de Rajoy que tenía a los hombres de negro en las cocinas y a las sirenas cantando «pide el rescate». Artur volvió a Cataluña y mandó poner en marcha la Hacienda catalana, que de todas las estructuras de «país» ha sido la única que ha tenido algo parecido a un esquema de desarrollo. De los encargos a Junqueras para hacer los cimientos de la República no hay ni rastro. Sin Hacienda propia y bordeando la bancarrota se echaron en manos del FLA para cubrir las necesidades básicas y dedicarse a jugar con el fuego del fanatismo independentista. Hasta que llegó Pujol y su padre Florenci y el mito se rompía en pedazos de corrupción y miseria. El patriarca confesó en julio y para otoño su «hereu» político ya había montado una consulta con urnas de cartón. Mas siempre tapó la realidad con humo «indepe», hasta que tuvo que pagar. Cuando el Tribunal de Cuentas hizo la cuenta y eran 5 millones empezó a poner peros y a pasar el cazo. A euro por cada uno que votó aquel día. Los resultados fueron falsos, la memoria breve y a mandar la casa a tasar para cubrir. La debilidad siempre ha estado en el bolsillo. La última remodelación del Gobierno de Puigdemont, antes de la definitiva que hizo Rajoy, fue porque los consejeros vieron peligrar las haciendas y saltaron con la excusa. El ministro Montoro que conoce la psicología y las patologías del dinero ideó en vísperas del 1-O una intervención, aperitivo del 155, que rompió algunos planes. Luego la irresponsabilidad de los que estaban en el Palau hizo el resto. Las empresas comenzaron su huida y CaixaBank hasta pidió decreto al Gobierno para no perder el autobús. Es la economía y será la economía. El día 21 habrá electores que votarán con la cartera y si son mayoría habrá cambio. Antes podrán comprobar si Puigdemont reconoce el 155 y se apunta a cobrar los 112.000 euros por ser expresidente. Montoro con su sonrisa afilada y contagiosa ha mandado requerimiento para contestar en 10 días. Si quieres cobrar deja de decir que eres el presidente legítimo en el exilio...y déjalo por escrito.
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